Una gran caminata

22/09/2017 | Por Arguments

Antonio Rojas

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la chispa

">http://www.arguments.es/wp-content/uploads/lachispa/2017/09/Una-gran-caminata-e1506068544574.jpg"> El amor da siempre vida; el egoísmo da siempre muerte. -Michel Quoist-  Cuentan que una niña africana le dio a su maestra un regalo de cumpleaños: un hermoso caracol. ?Muchas gracias. ¡Qué bonito! ¿Dónde has encontrado esta maravilla? ?En la playa. ?Pero eso está muy lejos de aquí ?dijo la maestra conmovida por el esfuerzo de la niña?. No tenías que haberte molestado tanto para hacer un regalo. ?Es que ?respondió la niña? la larga caminata es parte del regalo.  Afirma Bossuet que la categoría de un hombre se mide por la calidad de sus renuncias; y las renuncias son proporcionales a su capacidad de amar. Quién ama, se da, y ese darse nos vuelve ricos, porque el amor engrandece infinitamente a quien ama. El amor falso, el egoísmo (ese replegarse sobre uno mismo), conduce inexorablemente a la decepción, a la frustración como persona, puesto que impide la expansión al encerrarse en los estrechos límites de sus intereses. Notaremos el buen amor cuando sintamos alegría, necesidad de expansión, afán de perfeccionamiento, deseos de poner nuestras vidas al servicio de los demás. Está demostrado: si damos lealmente sin esperar nada, lo conseguiremos todo. Hay síntomas que nos demuestran que estamos viviendo sin aferrarnos a condicionantes, cuando nos damos cuenta que disfrutamos mucho más dando que recibiendo, que nos hace más felices amar que ser amado, porque en amar encontramos la alegría. Dar, dar, dar: ¿Qué sentido tiene la experiencia, el saber, el talento, si no lo doy? ¿Para qué sirve saber muchas historias, si no las cuento a los demás? ¿De qué me sirve tener una salud de hierro, si no la puedo compartir? Es al dar cuando conectamos con los otros, con lo humano y con lo divino. Sonará a perogrullada, pero es así: el amor es fundamental, ese amor simple, llano y fácil de dar. Ese amor concreto que se compone de compasión, atención, seguridad y una pizca de fe. Estoy convencido del poder del amor para transformar, para curar, para obrar «milagros». Cuando el amor está bien orientado, afloja las tensiones de los sentimientos personales, y amortigua el choque desagradable de las imperfecciones humanas, de las intemperancias de los nervios, de la ira que se recuece por dentro. Para ello ayuda mucho rezar sentidamente: Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y practicarlo. Así conseguiremos ese amor elevado que vela por la paz y tiene a raya las pretensiones del yo quisquilloso y mezquino. Hay veces que algunas personas no entienden el significado de muchas palabras, pero casi todo el mundo capta los gestos de amor: una sonrisa, un detalle, una gran caminata.

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