El zorzalito: callar los que saben

26/06/2021 | Por Arguments

Antonio Rojas

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catequesis

la chispa

">http://www.arguments.es/wp-content/uploads/lachispa/2021/06/eL-ZORZALITO-2A.jpg"> Los cobardes mueren muchas veces  antes de su verdadera muerte;  los valientes prueban la muerte solo una vez. -William Shakespeare- El zorzal común (Turdus philomelos) es una especie de ave paseriforme de la familia Turdidae, que habita en buena parte de Eurasia. Tiene su dorso marrón y su vientre es amarillento con manchas oscuras. Su particular canto, que repite frases musicales, ha merecido frecuentes alusiones poéticas. Recuerdo ahora la historia que, siendo niño, me contaron del zorzalito, aquel zorzal pequeño que salió del nido una tarde de verano dio un revuelo con sus alas todavía un poco inseguras, se encaramó a la copa del aguaribay y emitió un silbido agudo que hizo callar atento a todo el monte. Contento de su propio canto, ensayó un gorjeo y luego un trino que salió lleno y limpio. El zorzalito estaba encantado de la potencia y agilidad de su garganta. La calandria, para oírlo mejor, voló hasta su rama en silencio. El zorzalito entusiasmado había iniciado una magnífica sinfonía y la calandria creyó que ella misma nunca había disfrutado del monte como hasta ese momento. Calló el zorzalito, y se hizo un silencio armonioso en el monte. Y entonces, un gorrión superficial que no entendía de música exclamó bruscamente: ?Qué feo quedas, niño; cuando hinchas la garganta pareces un sapo. Y, como suele suceder, la calandria, el jilguero, el cardenal y el boyero, que entendían de música, embelesados con el canto, no dijeron nada. El zorzalito, todo cortado, levantó el vuelo y se perdió a lo lejos convencido de haber hecho un papelón. Y desde aquel día, ya no cantó más, porque cuando el corazón le pedía canto, se imaginaba la garganta del sapo y se le caía el alma a los pies desengañado por aquella primera y repentina desilusión. Es una historia, pero que tiene un reflejo constante en nuestra sociedad. Los ignorantes suelen ser muy atrevidos y opinan sin cesar de lo que no saben, mientras que los que entienden se callan ?por comodidad o cobardía? y dejan que los ignorantes marquen la pauta. El triste silencio de los buenos que no se dan cuenta que retroceder ante el peligro no soluciona el problema, sino que, a la larga, lo aumenta. Hay que hablar cuando la verdad lo requiera, aunque nos pueda complicar, momentáneamente, la vida. Sí, es uno de los grandes problemas de nuestra sociedad, imitar al zorzalito: callar los que saben.

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