Algunos de los comentarios que llegan a nuestra web se quejan de los "innumerables" beneficios que obtiene la Iglesia Católica a costa de los impuestos de los españoles. Al mismo tiempo, se exige el fin de los privilegios de los que goza la Iglesia en España, un país que se declara aconfesional en su Constitución. Nada tenemos que objetar a este punto de vista. Se trata de una opinión tan legítima como la de defender que sí se mantenga el estatus actual de la Iglesia respecto al Estado. No obstante, creemos que ayudaría a enfocar el debate en su justa dimensión si se tuvieran en cuenta los datos que Fernando Giménez Barriocanal, gerente del episcopado español, ha expuesto durante la presentación de la memoria anual de actividades de la Iglesia católica española referida a los datos del 2009. El diario El Mundo, en su versión digital, recoge algunos datos interesantes: "Más de 3,6 millones de personas asistidas (un 31% más que el año pasado); 43 millones de horas dedicadas a los demás por los sacerdotes; 180.000 matrimonios religiosos; 1.399.218 alumnos en sus 5.347 centros y un ahorro en educación de 4.399.000 euros; o 240 millones de euros inyectados en el economía española por la Semana santa de Sevilla". "La Conferencia episcopal calcula que sus agentes pastorales dedican al año 43 millones de horas a los demás. Más aún, como explica Barriocanal, "el coste que tendrían las actividades ofrecidas por la Iglesia,si hubieran de ser contratadas en el mercado, supondría un importe de 1.889 millones de euros" "La presencia educativa de la Iglesia católica en la sociedad española resulta también preponderante, con sus 5.347 centros, que dan trabajo a 115.026 laicos y a 11.177 religiosos, en los que se atiende a 1.399.218 alumnos. "En contra de los que suele decirse, estos colegios están subvencionando a la sociedad, porque permiten un ahorro de 4.399 millones de euros al año" a las arcas del Estado". "Una red asistencial que ha atendido a 3,6 millones de personas, con un aumento del 31% respecto al año pasado. "Y es que la gente, sobre todo en época de crisis, sabe a dónde acudir", afirma Barriocanal. Pero, al mismo tiempo, subraya que la Iglesia, amén de asistencia social, ofrece esperanza y, sobre todo, sentido vital. "En unos momentos de crisis global, en los que hay mucha gente que se suicida, la Iglesia ofrece esperanza y demuestra que, en este contexto, también se puede ser feliz", explica Barriocanal". Más información en elmundo.es