Estos últimos días parece que ha habido ataques terribles y catástrofes en todas partes del mundo. Etiquetas cómo #prayforparis (reza por París), #prayforbeirut (reza por Beirut), #prayforsyria (reza por Siria) se han hecho populares en las redes sociales, fusionándose en #prayfortheworld (reza por el mundo). Entonces, ¿qué hacer? Pues rezar. Pero parece que al poco tiempo se olvida por qué hacerlo: por las personas. Muchas ciudades están siendo atacadas por ISIS y muchas ciudades están siendo atacadas como respuesta. Es así como es y es así como se ve. Lo que no se ve es el miedo, el dolor, la ansiedad, la desesperación que pasan las personas que no atacan a nadie ni piensan hacerlo en ningún momento. No se oyen los gritos desesperados. No se ve a los que corren y se esconden y creen que no les queda tiempo en este mundo. No se puede sentir la ansiedad de los que llaman compulsivamente al mismo número, una y otra vez, esperando escuchar la voz de esa persona que podría estar perdida para siempre. No. No es solo se debe entrar a Facebook y poner la bandera de Francia en nuestra foto de perfil. No es solo dar al botón de RT a las noticias sobre Beirut. No es solo escribir #prayfortheworld en todas las redes sociales posibles. Se debe hacer más. No hay mejor momento para pensar en la misericordia que ahora. No hay mejor momento para reflexionar sobre lo que a otras personas les toca vivir. No hay mejor momento para intentar ser empáticos con aquellos que sufren por estos actos. Así que, ¿qué hacer? Rezar, porque no hay mucho más que se pueda hacer. Tal vez estas oraciones sean una gota de agua en el océano, pero como dijo la Madre Teresa de Calcuta "sin esa gota el océano no sería el mismo". Rezar por las personas que caminan nerviosamente por los pasillos en los hospitales. Rezar por las personas que tienen miedo de salir de sus casas. Rezar por las personas que lloran por las noches porque no pueden olvidar lo que vieron. Rezar por las personas fallecidas y por las personas que sufren su pérdida.