Las relaciones nos hacen vibrar. Es un rasgo de la naturaleza humana. Quizás tus amigos te hacen más fuerte o tus abuelos te ayudan a tener éxito en la vida o quizás has encontrado algo recientemente que te ayuda a crecer. Éstas son nuestra razón de ser y, a menudo, nos muestran cómo actuar. Nos hacen reir, sonreir y nos empujan a conseguir nuestros objetivos. Bien, esto es así en la mayoría de las relaciones, al menos en las buenas relaciones. Es decir, las relaciones que quieres tener.
Ninguna relación es perfecta y esto lo sabemos desde niños. Pero algunas son extremadamente tóxicas y eso no siempre es obvio. Y algo más, que estés intentando ser una buena persona no implica que tengas que dedicar energía a este tipo de personas tóxicas. De hecho, es imposible ser una buena persona si estás constantemente bajo el stress de una relación dramática. Las relaciones deficientes pueden arruinarte a tí y a todas las otras relaciones que estás intentando mantener, incluyendo esa relación tan importante contigo mismo. Al igual que sucede con un escape de dióxido de carbono, las relaciones tóxicas no son manifiestamente visibles. Al principio, su veneno te deja lentamente exhausto, hasta el punto en que te deslizas hacia un tipo de inconsciencia social, ajeno a lo que te rodea. Ni siquiera percibes que te han absorbido hasta que ya estás completamente inmerso en esa relación y sin energía para ser de un modo completo la persona que tú eres. Si alguno de estos indicios te resulta conocido, harías bien en replantearte la relación y confiar en alguien que esté lejos de esa persona.
Todas las relaciones personales más cercanas nos cambian pero no deberían angustiarnos. Mientras que las relaciones personales sanas mejoran algún aspecto de nuestra personalidad que ya estaba ahí, las relaciones tóxicas pueden impedir tu crecimiento y aumentar nuestras inseguridades, nos vuelven sobre nosotros mismos, revuelven nuestros instintos naturales y nos hacen cuestionar nuestros propios cimientos.
Todos , por supuesto, queremos agradar a las personas que amamos. Y en las relaciones no tóxicas es generalmente fácil agradar a la otra persona y, si no lo conseguimos, no entramos en una situación de pánico. Pero, a menudo, en las relaciones tóxicas, el poder está en un solo lado. Así que si te parece que nunca haces las cosas bien y buscas constantemente su aprobación de modo que tu cuerpo, mente y alma están centrados en esa persona, es muy posible que estés siendo manipulado y esto te esté causando ansiedad. Las relaciones sanas no te hacen caminar constantemente con pies de plomo, sufriendo una crítica constante y su desdén. El otro no toma constantemente algo de tí sino que también devuelve. Recuerda también que técnicamente no puedes hacer que otros sean felices, es cuestión de ellos.
Algunas relaciones pueden hacerte sentir un poco estancado, pueden ser asfixiantes, pero tú no deberías estar constantemente buscando una solución o una señal desesperada de vida. Normalmente, un indicio de monotonía en una relación es una señal normal de que quizás necesitáis un tiempo de calidad juntos o necesitas centrarte más en ti mismo. Pero si el sentimiento es de que te estás hundiendo y no hay salvavidas a la vista, entonces claramente necesitas examinar qué te ha llevado a ese punto.
Mentir es una mala señal de que has perdido el sentido de lo que es real en esa relación y estás constantemente preguntándote dónde están las cosas con respecto a esa persona. Si la continuidad no está ahí y no confías en sus intenciones, necesitas ver qué pasos dar para que esa relación progrese. Aún más, si necesitas mentir , ya sea a tí mismo, a un amigo o compañero acerca de esa relación, puede significar que tienes un gran problema a la vista.
Instintivamente sabemos cuándo una mala relación reaparece en nuestras vidas. Nos encogemos de miedo cuando vuelven viejas y dolorosa rutinas, encontrando alegrías cuando no están y buscando desesperadamente algún tipo de bien en lo que hacen o dicen. Nos acobardamos cuando vuelven otra vez situaciones desagradables y tememos compartir lo que realmente pensamos o sentimos. El proceso racional no siempre sigue nuestro instinto, especialmente si estamos inmersos en una relación tóxica. Así que, si te dices a ti mismo: realmente no me gusta pasar tiempo con esta persona y este pensamiento es un punto de luz en el túnel personal que atraviesas, empieza a prestar atención a lo que está delante de tí y decídete a mirarlo de frente, con tranquilidad pero también recuerda que no tiene que seguir siendo así.
Artículo escrito por María Walley y publicado originalmente en Grotto Network. Traducción al castellano realizada por Loly Hevia.