Los 3 rasgos imprescindibles para una buena preparación inmediata para el matrimonio
“La vocación de los esposos es reproducir los rasgos del amor de Cristo crucificado”. Higueras citó esta frase del papa Francisco y comentó que tres de esos rasgos son los que hay que mostrar en esa preparación inmediata al matrimonio:
Respeto
Comunicación y escucha
Perdón
Y articular la preparación inmediata en esos tres rasgos significa sanar heridas, echar raíces y soñar.
1) Respeto
Sanar heridas
“El comienzo del respeto es respetarte a uno mismo”. Una cosa es reconocer los errores cometidos y otra despreciarte. Como dice Higueras, no te hagas a ti mismo “una enmienda a la totalidad”. Además, “ese desprecio personal luego se proyecta, porque así como me relaciono conmigo, me relaciono con los demás”. “Mis heridas se sanan también en la medida en que acepto que los otros tienen limitaciones”.
Ayudar a gestionar las diferencias en las relaciones. Hay que ser capaz de decirle al otro: “Tienes derecho a ser diferente a mí porque las diferencias no tienen que llevarme a sentirme despreciado ni a tener miedo de que te salgas con la tuya ni a pensar que soy inferior”. “Si no le dejas ser distinto no le quieres, quieres lo que tú proyectas que te gustaría que fuera, y esto a la larga en la vida matrimonial es una fuente continua de choques y de fracasos”, afirmó también Jesús Higueras.
El noviazgo también es el momento de aprender a verbalizar y conocer los defectos del otro y aceptarlos, al mismo tiempo que saber corregir cuando toca.
“El respeto es el cimiento del amor y el camino para sanar las heridas propias o de la persona con la que se va a compartir la vida”.
2) Comunicación - Escucha
Echar raíces
“La esencia del amor es la comunicación”, destacó Higueras, y recordó cuando escuchó a san Josemaría decir que “amar más que dar es comprender”
“Conocerse es abrir las puertas de la intimidad y volverse vulnerables”. Por eso el respeto es tan importante, cómo actuamos ante el tesoro de la intimidad que el otro está abriendo: “Dar acceso a mi novio/novia a mi corazón, que sepa lo que pienso, siento y deseo, y que sepa lo que he decidido con mis miedos y limitaciones es compartir intimidad, es volverse vulnerable. Pero confías tanto que la máxima expresión de confianza es ese compartir intimidad del corazón”.
El problema en muchos fracasos matrimoniales está en la pérdida de la comunicación: “Se hablan idiomas distintos, se callan cosas, a veces se entra en una espiral de continuos reproches”. Sin comunicarse, sin escucharse, sin comprenderse… no podemos amar. Y la comunicación, como señaló don Jesús, no es solo verbal, también se ve en las obras (“que hablan más alto que las palabras”). En la comunicación no verbal asimismo hay que aprender el respeto de la corporalidad del otro, viviendo una castidad bien entendida, con los gestos corporales adecuados a la situación temporal del noviazgo.
¿Por qué queremos a las personas: por lo que nos dan o por lo que son? “Perdonar significa decir a una persona te quiero por lo que eres y no por lo que me das. Solo el perdón asegura la gratuidad del amor y no hacer que el amor sea un comercio de sentimientos en los que yo te doy si tú me das”. Los matrimonios se rompen cuando nos centramos solo en lo que estamos recibiendo o no recibiendo del otro.
“La misericordia es el nombre del amor cuando se encuentra con la debilidad humana. O aprendes a amar en la debilidad o no sé cómo es tu amor”. Esto es fundamental, porque al casarte debes ser consciente de que él te va a defraudar en algún momento, se va a equivocar, como tú mismo puedes hacerlo.
“Te casas para ser santo y la santidad en el matrimonio es llegar hasta el extremo del amor”.
Don Jesús Higueras concluyó resaltando la importancia de aprender a gestionar los conflictos en el noviazgo respetando, escuchando y pidiendo perdón; y confiar en que en nuestras debilidades contamos también con la gracia del sacramento del matrimonio.
Aquí puedes ver la conferencia completa en formato video: