¿Por qué a veces no soy feliz? Seguro que tú también alguna vez te has hecho esta pregunta... ¿Por qué no soy feliz si tengo una familia que me quiere; un trabajo; amigos increíbles...? ¿Por qué no...? ¿Qué me falta o qué me pasa?
A veces no hacemos el bien qué queremos hacer y en cambio hacemos el mal que no queremos realizar. Por eso necesitamos la Gracia de Dios. La recibimos en los Sacramentos, especialmente en la confesión y en la ">https://www.arguments.es/liturgia/la-celebracion-eucaristica/">Santa Misa. Por eso, procura confesarte con cierta frecuencia; para no quedarte en reserva porque se te ha acabado la gasolina.
No hay enemigo más peligroso que el encerrarnos en nosotras mismas: mi tiempo, mis cosas, mis gustos, mi criterio… si me tienen en cuenta, si siempre soy yo la que tengo que ceder, si nadie tira la basura, si solo friego yo en casa… Lo que más nos agita y entristece es pensar solo en nosotras mismas.
Importancia del descanso, otro modo de servir a los demás. Somos alma y cuerpo. Si cuerpo está sano el alma baila! Que mi descanso descanse. Descansar para poder trabajar mejor, sonreír y tener cintura y no saltar por todo, rezar y no quedarme dormida…
¡No somos superhéroes que lo podemos todo a fuerza de brazos y nuestras fuerzas! Tenemos que aprender a dejar las preocupaciones en manos de Dios. Hacer lo que está en mi mano, y lo demás, dejárselo a Dios. Dejarle a Él que lleve el timón de nuestra vida. Decidir las cosas importantes con Jesús en la oración (Dios habla bajito, y se le escucha en nuestra conciencia; donde hay paz es señal de que está Él). *Te dejamos una selección de libros electrónicos gratuitos para aprender a rezar de la mano de los personajes del Evangelio:
Dime cuánto amas, y te diré lo que pesa tu corazón, te diré lo feliz que eres. Para querer a los demás, primero hay que quererse uno mismo. Y para ello es clave compaginar estos cuatro actitudes:
Aceptar que todos tenemos fallos. Ni yo soy perfecto ni los demás lo son. Todos hemos hecho cosas en la vida de las que nos arrepentimos, y si pudiéramos volver atrás, las cambiaríamos. Aceptarlo, reconocer nuestra culpa y pedir perdón por el dolor causado a los demás nos libera de esa carga y es fundamental para poder ser feliz. El santo no es el que nunca cae, sino el que siempre se levanta. Confesión y compresión.
La envidia es la carcoma de la felicidad. Nos impide ver lo bueno que tenemos y nos saca de nuestra realidad para estar deseando continuamente lo que no tenemos y lamentándonos por ello. El mejor veneno para acabar con ella es el agradecimiento.
La oración es la escuela en la que aprendemos a mirar con los ojos de Dios; a descubrir su mirada amorosa y misericordiosa, que siempre me da una nueva oportunidad pase lo que pase. El Amor de Dios es incondicional. Nos quiere por quiénes somos, no por lo que hacemos o logramos. Y a mirar así a los demás y al mundo que nos rodea. Si eres de los que te gustaría hacer un rato de oración cada día, pero luego no encuentras el momento, esto es para ti: https://www.arguments.es/comunicarlafe/7-ideas-para-rezar-todos-los-dias-si-eres-catolico-y-estas-muy-ocupado/ ¿No sabes rezar? ¿Te parece que Dios no te escucha? Este testimonio te hará cambiar de idea: https://www.arguments.es/vocacion/2018/11/14/dimitri-conejo-incluso-en-mis-peores-momentos-sabia-que-mi-corazon-era-de-dios/ *Plataformas con audios para rezar cada día.
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