«El sexo es el acto más íntimo y más poderoso que podemos realizar las personas, por eso ¿tiene sentido hacerlo si no es al 100%?», planteó Rafa Lafuente en su intervención en la sesión «Sexualidad sin barreras y amor sin límites; aprender a comunicar la belleza del amor humano», dentro del Simposio sobre Reconocimiento Natural de la Fertilidad que tuvo lugar en la Universidad de Navarra del 22 al 24 de septiembre. En su intervención, Lafuente, profesor en el colegio Retamar (Madrid) y experto en temas de afectividad, sexualidad y paternidad responsable, explicó la diferencia entre el sexo conyugal y el que no lo es, así como la distinción entre las relaciones con anticonceptivos y los que no. La síntesis es: Si quieres amar del todo, tiene que ser al 100%, tiene que ser verdad.
La pornografía, por ejemplo, no es una relación sexual de verdad. Es una ficción mala de la sexualidad (entre otras muchas cosas). Además, «el porno te enseña a pedir cosas para ti, a exigir», y si para que una relación sexual ambos puedan disfrutar es importante que, conociendo las curvas de excitación de hombres y mujeres, los hombres se adapten al ritmo de la mujer y aprendan a esperar y acompasarse… ¿cómo va a ser capaz de hacer esto alguien que no ha aprendido a esperar a nada y que ha tenido una “satisfacción” inmediata siempre que ha querido cuando lo ha querido? Por eso entrenarse en la espera durante el noviazgo es, según Lafuente, un buen aprendizaje de cara a las relaciones sexuales del matrimonio.
La anticoncepción, por otra parte, «ha permitido a la gente bajar el listón, ha rebajado el sexo. Porque la gente se acuesta con personas con las que no se acostarían si pudiera haber una concepción después de eso. Y así se renuncia al sexo íntimo y al sexo poderoso». Según el ponente, el uso de anticonceptivos en una relación temporal tiene hasta “su parte de verdad” en tanto que están demostrando la realidad que viven: el hecho de que tienen que “protegerse” el uno del otro. Por eso esas relaciones son siempre incompletas, «porque como la entrega de sus vidas no es absoluta no pueden tener sexo al 100%». «Mis alumnos no pueden hacer el amor con sus novias como yo con mi mujer… Tienen que quedarse a medias, o porque recurren a la anticoncepción, o porque hacen la marcha atrás, o porque se quedan en sucedáneos de lo que es una relación sexual completa (el petting o masturbaciones mutuas, por ejemplo). Por el contrario, yo con mi mujer no tengo que andar a escondidas, ni con miedos...», explicó Lafuente. Reforzó esta idea aludiendo al poder procreativo del sexo, una realidad biológica aunque se intente desligar de diferentes modos: «Si mi mujer se queda embarazada tras una relación sexual… ¿eso es lo peor que puede pasar? Ese hijo llegará a su casa, a su familia. Estamos juntos en esto. Pero mis alumnos no están dispuestos a que algo así suceda, porque tienen muchos planes por delante y un hijo los machacaría… No están dispuestos a dejar todo eso por sus novias y por eso tienen que “protegerse”, y eso mismo es una muestra de que no se quieren del todo y no se están entregando del todo».
«Cuando tienes relaciones con alguien con quien no te has entregado del todo estás metiendo tu alma en la persona que no será la definitiva. Tras una ruptura, uno puede pensar: “Esa persona se lleva un trozo de mi alma”. En el matrimonio es distinto porque estás poniendo tu alma donde has prometido poner tu alma y tu vida entera», afirmó Lafuente. Esa entrega total del matrimonio, se da en otros ámbitos de la vida, no solo en lo sexual: Rafa Lafuente habló del compartir el dinero («como no soy de hacer apuestas pues lo que hice fue casarme en régimen de gananciales y así mi mujer es la única persona en el mundo que puede ‘desplumarme’», comentó entre risas) y también el compartir las tareas del hogar. Lafuente suele decir «Yo le plancho a Diana» no porque considere que le esté haciendo un favor a Diana sino porque su único motivo para planchar es ella, su mujer. Y, al contar esto, hizo un pequeño homenaje a las tareas domésticas: «Las tareas del hogar son minúsculas, humildes, pero las haces para las personas más importantes de tu vida. Todo lo que haces en tu trabajo por muy pro que sea, lo haces para desconocidos». Esta entrega total que se da en el matrimonio y se concreta en el día a día, hace que darse al 100% en el sexo sea real, «y evitamos engaños que en el fondo lo que dicen es “quiero solo tu cuerpo”» y lo demás… a medias.
Lafuente enumeró 4:
Al final de su intervención, Rafael Lafuente se preguntaba por qué si para concienciar de los accidentes de tráfico no te dicen «corre lo que quieras y ponte dos cinturones de seguridad», ni con el tabaco «fuma lo que quieras, pero con doble filtro»… para lo que tiene que ver con el sexo las campañas sí siguen esa estrategia. (Y hay que conocer el fenómeno llamado “compensación de riesgos”). Según Lafuente: «Sexo seguro es sexo con quien nunca te va a abandonar».