El significado de este proverbio latino: "Corruptio optimi péssima", (la corrupción de lo mejor es lo peor), es aplicable al sexo. Cuando separamos sexo de amor estamos rebajando lo más grande a lo más vulgar; estamos desvirtuando la comunión, entrega y donación, convirtiéndolo en un mero usar al otro para obtener un placer egoísta y efímero que empequeñece el corazón y lo deja triste y vacío. Este proverbio encierra uno de los elementos más problemáticos y peligrosos del vicio: su extraña semejanza con la virtud. Ya lo decían Chesterton, al igual que San Ignacio y Santo Tomás, el demonio, por la extraña nostalgia del bien, gusta de disfrazarse como ángel de luz y, así, el mal, en la peor extensión de la palabra, siempre parece un bien o, más aún, es su forma corrupta. Decía San Josemaría: «Lo que se necesita para ser feliz no es una vida cómoda, sino un corazón enamorado». Todos queremos ser felices. Todos queremos amar y ser amados. No hay nada que nos llene más. Amamos con cuerpo y alma. Por eso, cuando con el cuerpo decimos una cosa, pero con el corazón otra, algo va mal… tenemos un problema. Estamos dañando nuestra capacidad de amar; estamos poniendo en juego nuestra felicidad. Es la mayor de las mentiras; estamos corrompiendo lo mejor.
Lucía Martínez explica en uno de sus artículos en su web makelovehappen el peaje del sexo que muchas chicas pagan por miedo a quedarse solas. Pero tras pagar ese alto precio, experimentan ese vacío y tristeza de sentirse usadas. Este vacío también lo experimentan los chicos. Ni somos solo cuerpo, ni somos solo espíritu. Alma y cuerpo van de la mano y tienen un reflejo y manifestación en el otro. Por ejemplo: cuando ves triste a una amiga te entran ganas de abrazarla; cuando discutes con alguien sientes el impulso de pegarle; cuando te toca alguien que no conoces es incómodo y raro, sientes que está invadiendo tu intimidad. El cuerpo y el corazón van de la mano. Es por esto, que el sexo no es sólo sexo, no es sólo algo físico. El sexo habla, como nuestro cuerpo. Puede haber sexo con o sin amor, pero siempre irá ligado a nuestras emociones y nuestros afectos. Por eso, cuando el sexo se desliga del amor, el vacío que genera es tan grande que aunque intentemos llenarlo intentando saciar nuestro placer, al final solo lo agrandamos.
Sólo quien se posee a sí mismo puede darse al otro plenamente. Hoy en día es más necesario que nunca recuperar el valor y la grandeza de vivir la castidad. No es una negación, sino una afirmación a amar con el amor del bueno, con un amor pleno. El virus de la impureza y la lujuria está haciendo estragos en todo el mundo.
No hagas de tu cuerpo la tumba tu alma. Cada vez el acceso a la pornografía se da en una edad más temprana, la media está en los 11 años. El 93% de los hombres reconocen haber visto pornografía durante la adolescencia; y 80% de los jóvenes que ven pornografía tienen comportamientos sexuales agresivos. La adicción al sexo es algo cada vez más extendido, en parte también precisamente por la facilidad al acceso y consumo de pornografía a través del móvil. Si quieres dejar la pornografía y la masturbación, te recomendamos que eches un vistazo a esta web: www.daleunavuelta.org Allí encontrarás recursos, materiales, ayuda y apoyo para salir y superar esta adicción.
Te dejamos algunas entradas con ideas de cómo hacerlo, porque el amor se construye cada día: