">https://www.arguments.es/wp-content/uploads/comunicarlafe/2014/10/0.jpg"> Se cuentan por miles las personas que participaron activamente en la ceremonia de beatificación de Álvaro del Portillo. Muchas desde el anonimato de la oración, con aportaciones económicas y otras con su tiempo. En este último grupo destacan los voluntarios que acogieron a los fieles, quienes acompañaron al Señor junto con los sacerdotes en el momento de la comunión o los que atendieron a la prensa entre otros muchos. Cuando una persona llegaba a Valdebebas, ya fuese en grupo, con su familia o individualmente se encontraba a un gran grupo de jóvenes distribuidos por toda la explanada, con un chaleco azul marino y, en letras naranja, la palabra ‘voluntario’. Llamaba la atención la soltura y amabilidad con la que desempeñaban su labor. Con una sonrisa siempre en la cara pedían la acreditación o entrada e indicaban a dónde debía dirigirse cada cual. Otros repartían agua y zumos. Respondían a las dudas de los presentes, a veces con un gran esfuerzo por las barreras del idioma, que hacía necesario los gestos, siempre discretos y cuidados. Estaban allí para servir y lo tenían muy claro, aunque ello no les impedía disfrutar de la beatificación de Álvaro del Portillo. Muchos de ellos estaban por gratitud al Beato Álvaro y al Opus Dei. Este es el caso de dos amigos de Barcelona: Javier y Henric.