https://www.arguments.es/wp-content/uploads/arte/2016/11/pantocrator_icono_ruso.jpg' style='height:auto;max-width:500px;width:100%;display:block;margin:auto;object-fit:cover'>
María nada podía ofrecer a José para intentar consolarlo. Y él tampoco podía dar nada a María. Pero ambos esperaban el regalo de Dios. Eso sí iba a ser un don del cielo. Aquel hijo que sería el Salvador y que como profetizó Isaías sería llamado Maravilloso, Consejero, Poderoso, Príncipe de la Paz. Sí. Nada deseaban más aquellos jóvenes esposos que recibir al que sería el Mesías.
Entrada anterior: Algunos rebeldes - Lunes II Semana de Adviento Entrada siguiente: La lluvia - Miércoles II Semana de Adviento