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Mañana es el día elegido para partir. Belén dista cuatro o cinco jornadas a pie desde Galilea. Pero ambos han considerado ir más despacio por el bien del no nacido. Habrá que evitar precipitaciones y descansar cuando sea posible. El estado de María aconseja tranquilidad. Ana llora mientras dobla alguna ropa pensando en su niña y en el nieto. Procura que no la vean. Pero en sollozos ahogados puede vérsele escondida en alguna esquina, tapando su rostro con el velo.
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