7. Sé compasivo

19/02/2012 | Por Arguments

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La compasión no es algo de personas débiles, sino de corazones grandes:

La compasión es la cualidad que debería distinguir a los cristianos, pero desafortunadamente, puede estar ausente en discusiones con un católico. La razón principal se explica en el apartado anterior sobre la intención positiva: sentimos que nuestros valores más preciados están siendo amenazados.

Aquellos que creen fervientemente en sus valores suelen sentirse frustrados cuando otros rechazan o ignoran lo que es tan importante para ellos. Sin embargo, ese sentimiento es esencialmente egocéntrico. Pretenden que otra persona entienda y valore lo que ellos consideran importante. Pero el que critica también tiene sus propios principios y puede que también se sienta frustrado si no se valoran. Entramos así en un círculo vicioso.

¿Hay que ser compasivo siempre?

Ser compasivo, incluso en grandes discusiones, es esencial para salir de este círculo vicioso de reproche mutuo. Detrás de casi todos los temas neurálgicos que se tratan en este libro, se encuentran profundas cuestiones de ética personal: sexualidad, muerte, enfermedad, creencia.

Es muy probable que la persona con la que estés discutiendo haya tenido una experiencia directa con el tema neurálgico, ya sea personalmente o como testigo de primera mano; también es posible que haya tenido una mala experiencia con las autoridades o alguna institución que le haya dejado huella. Puede que sepas que esa persona ha tenido esa experiencia, o puede que no; si no, lo mejor es asumirlo.

Dios es la cabeza de turco para la furia, un polo de atracción para las frustraciones, aunque sean vagas o imprecisas. Ser compasivo es poder entender esta furia y dolor, y así relacionarse con los demás como un ser humano a otro.

Salvar siempre a las personas, pero dejar claro los errores:

Los que critican a la Iglesia se muestran particularmente sensibles al hecho de que los católicos aparezcan de forma sistemática repitiendo lo que les “dijeron” que debían pensar. La experiencia personal se opone a la ortodoxia institucional, la experiencia de cada víctima se contrapone al interés colectivo, y así sucesivamente.

En estas contraposiciones, los católicos siempre salen perdiendo, sobre todo porque anteponer las personas a las instituciones es elemento esencial del mismo cristianismo. Hay algunos que piensan que la Iglesia opera mediante mandatos papales devorados por gente deseosa de evitar pensar por sí misma. Pero es más importante la idea, o incluso lo llamaríamos intención positiva, de que la experiencia es la que tiene mayor autoridad.

La compasión es el mejor testimonio que podemos dar:

Para un Catholic Voice supone un reto constante evitar ser el frío e insensible representante de una institución humana distante. Hay muchas maneras de salir de esta trampa: hablar de tu propia experiencia, contar historias que muevan a la emoción, o dar ejemplos. Pero también puede ser que simplemente necesitemos saber escuchar y estar preparados para absorber la furia y el dolor que algunos sienten hacia la Iglesia; tan solo esto ya supone una herramienta de compasión completamente válida. Si es la primera experiencia que tienen de que alguien con fe les escuche, la compasión es el mejor testimonio que podemos ofrecer.

Este es el séptimo principio para comunicar la fe en positivo.

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