¡Que no cunda el pánico!. Nosotros te lo presentamos. Jack Valero es junto con Austen Ivereigh, el fundador de Catholic Voices: un equipo de comunicadores –speakers– católicos no oficiales, que se pone al servicio de los medios de comunicación para hacer oír la voz de los católicos sobre los temas de actualidad.
Surge en 2010, con motivo de la visita de Benedicto XVI a Reino Unido. Su misión es facilitar la tarea a los medios aportando personas representativas de los diferentes estratos de la sociedad y con la suficiente formación para explicar el punto de vista católico en las cuestiones controvertidas. Se trata de prepararles para saber comunicar en positivo y en toda su grandeza nuestra fe.
El beato Cardenal Newman fue un modelo a seguir para ellos: “Quiero un laicado, que no sea arrogante, ni “charlatán”, ni polemizador, sino hombres [y mujeres] que conozcan su religión, (…), que sepan dónde están, lo que sostienen y lo que no, que conocen su fe tan bien que pueden dar testimonio de ella, que sepan tanta historia que la puedan defender. Quiero un laicado inteligente, bien instruido. Deseo ampliar su conocimiento y cultivar su razón, para lograr una visión de la relación de una verdad con otra verdad, para aprender a ver las cosas como son, para comprender cómo fe y razón están una junto a otra, las cuales son las bases y principios del Catolicismo”.
El pasado 28 de octubre tuvimos la suerte de escuchar a Jack Valero en el aula 1 del edificio de Amigos de la Universidad de Navarra. Acudieron unas 60 personas, en su mayoría, universitarios. Y allí, expuso la teoría del Refraiming. Nos lanzó la siguiente pregunta: "Si la Iglesia católica tiene el mejor mensaje del mundo, ¿por qué la gente no lo quiere escuchar?". Fueron muchas las respuestas que dimos, pero sin duda, todos coincidíamos en que se tienen muchos prejuicios negativos sobre la Iglesia. La gente la enmarca como una institución que pone por encima su doctrina al bien de las personas, cuando en realidad es todo lo contrario. Esta es la causa de que nos escuchen como a alguien que solo tiene un discurso autorreferencial.
Para salir de ese marco donde nos han colocado hace falta empatía. Aquí radica la esencia del Reframing. Detrás de cada crítica, de cada discusión, siempre hay un valor común que responde a un valor cristiano, que compartimos plenamente. Hemos de hacer el esfuerzo de descubrirlo para elaborar nuestro discurso desde él.
Jack nos advirtió de los tres peligros que existen a la hora de comunicar en la controversia. Comunicar asustados; comunicar enfadados y ponernos a la defensiva. Para evitarlo, hemos de trabajar antes estos 10 principios para una buena comunicación. Vienen recogidos en el libro "Como defender la fe sin alzar la voz", aplicados a casos prácticos. Si no lo tienes, te recomendamos que lo compres.
La respuesta es muy simple: nos hace vulnerables. Nos deja al descubierto. Quedamos expuestos a que nos ataquen. Y eso nos sitúa en una posición incómoda, que tratamos de evitar inconscientemente. Sin embargo, solo desde ese valor común, lograremos establecer diálogo verdadero. Solo desde él podremos hacer llegar el mensaje del Evangelio a todos los hombres y mujeres, sea cual sea su condición y sus creencias.
Teniendo claro estos tres pasos del Reframing, podremos reformular y salir del marco de institución autorreferencial para situarnos en el mismo marco de los demás, en el marco común. Solo desde allí podremos comunicar en positivo y hacer llegar toda la riqueza del mensaje cristiano, de forma eficaz y atractiva. No queremos ganar. Queremos estar a la altura del contenido de nuestro mensaje.