">https://www.arguments.es/wp-content/uploads/comunicarlafe/2014/06/francisco-y-benedicto.jpg">Si algo caracteriza a Francisco es su realismo: él no es ningún “iluminado”, sabe que los cambios oportunos requieren tiempo, proceso. Por este motivo, el papa está siempre analizando las cosas en “perspectiva histórica”: así lo hace, por ejemplo, al hablar en la entrevista de la violencia en nombre de Dios o incluso cuando trata el tema independentista. De este modo, se muestra la forma como Francisco aborda los problemas: se atiene a su temporalidad, y en esta misma temporalidad busca una solución que se adecúe a ellos, sin imponer remedios “pre-fijados”. Con esto, el papa muestra su voluntad de diálogo y su apertura a las novedades, las cuales aprecia mucho: así lo hace ver cuando afirma que le gusta la “nueva música” de los políticos jóvenes; o cuando habla de la “nueva institución” de los papas eméritos: él no tendría inconveniente en ser uno si Dios se lo pidiera. Son estos detalles los que ratifican el talante comunicativo del papa: no tiene miedo a buscar soluciones en conjunto, ni tampoco a innovar, a evolucionar en el tiempo, cuando las circunstancias lo requieran.
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El papa Francisco se revela de este modo como un hombre de comunicación, que apuesta –al estilo de un buen publicitario- por tener una identidad bien definida, que busca generar ocasiones de encuentro con los demás, y que vive en su tiempo, innovando cuando sea necesario. En fin, es un buen tipo, que hace lo que puede…