Cadicual es cadicual

08/09/2017 | Por Arguments

Antonio Rojas

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">http://www.arguments.es/wp-content/uploads/lachispa/2017/09/cada-uno-es-cada-uno-2-1-e1504862575643.jpg"> Hay tres cosas extremadamente duras:  el acero, los diamantes y el conocerse a uno mismo. – Benjamin Franklin-  Aquel grupo de paisanos tenía la costumbre, los domingos por la tarde, bajo el cielo de ceniza del pueblo, reunirse en la resolana y, en animado mentidero de diálogo vivo y encontrado, «arreglar» el mundo charlando de todo lo divino y humano. Con frecuencia «los arreglos» aterrizaban en algunos de los paisanos que no estaban en ese momento en la reunión. Todo el mundo sabía lo que el ausente hacía mal y cómo debería corregirlo. La conversación se animaba y crecía y crecía hasta que Agapito, el  sentencias del grupo, sentenciaba: —Pero no hay que olvidar que cadicual es cadicual y tiene sus cadicualadas. Es una sentencia que apela al secreto íntimo de las vidas y de las conciencias; al respeto a los valores de la personalidad. Cada uno es cada uno, tiene sus propios valores que debe trabajar y labrar con esmero e ilusión hasta conseguir el mayor fruto. En esta mejora podemos aprender de los demás, pero no siguiendo como esclavos las pisadas de los que van delante, sino atendiendo cómo caminar mejor con los pasos que cada cual es capaz de dar. No hacer como aquella jovencita que se pasaba horas ensayando en su rostro la sonrisa que hizo triunfar a aquella otra, sin pensar que aquella tuvo como ligero valor personal su sonrisa que, sobre todo, era…suya.  Muchos envidian el dinero de otros, pero no piensan en las maneras de ganarlo y en las condiciones que requiere su recta administración. Ignoran que se han hecho experiencias en grupos de grandes empresas, demostrándose que los empleados triunfan más por valores humanos que por conocimientos profesionales y técnicos. Y lo que está comprobadísimo es que, en igualdad de condiciones, vence siempre el valor personal. Hay que tener presente que para que el agua sea bebida, ha de ser antes potable. No puede una persona ser amada, deseada, valorada o preferida, si antes no ha trabajado ella personalmente por hacerse amable, deseable, valorable o preferible. Estos valores ofrecen un hermoso programa de cultura personal, y se pueden convertir en un ideal para la vida: trabajar el propio yo hasta hacerlo un gran valor. Llevar las propias cualidades hasta su máximo rendimiento. Desarrollar todas las posibilidades, corregirse sin perdonar desviaciones limpiando las motas que puedan afear una personalidad discreta. Podemos, y debemos, aspirar a una personalidad atractiva y positiva. Con esfuerzo y constancia es posible lograrlo, pero siempre que partamos de la realidad incuestionable de que cadicual es cadicual.  

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