Carrera de obstáculos

30/06/2017 | Por Arguments

Antonio Rojas

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la chispa

   ">http://www.arguments.es/wp-content/uploads/lachispa/2017/06/carrera-de-obstaculos-2-e1498842155406.jpg"> Los obstáculos en el camino de los débiles se convierten en peldaños en el camino de los fuertes. -Thomas Carlyle- The Hurricane, conocida en España como Huracán Carter, es una película de 1999 dirigida por Norman Jewison y protagonizada por Denzel Washington. Pretende ser la historia verdadera del boxeador Rubin Carter, quién, sobreponiéndose a una problemática infancia, se convirtió en aspirante al título de los pesos medios de boxeo. Su vida cambió cuando fue encarcelado por un delito que no había cometido. Pasó veinte años en la cárcel hasta que se demostró su inocencia y fue absuelto del triple asesinato que se le había acusado. Cuando salió, y hasta 2005, presidió la Asociación para la Defensa de los Condenados Injustamente. En una de las conferencias que dio como presidente de dicha Asociación, afirmó: Sigue luchando, da igual cuál sea el obstáculo, porque la vida es una carrera de obstáculos que tienes que correr. Las dificultades nos pueden hundir, o nos pueden ofrecer ocasiones para dar lo mejor de nosotros mismos. Por el contrario, la vida fácil nos convierte en personas mimadas, blandas, frágiles y dependientes. A la historia me remito. No hay en la historia humana casos de grandeza personal que hayan tenido su origen en la comodidad, la blandenguería o la vida regalada. Y eso, por la sencilla razón de que el talento mejora cuando la dificultad se supera. Beethoven, por ejemplo, estaba casi sordo cuando compuso su obra más importante: La Novena Sinfonía. Dante Alighieri escribió La Divina Comedia, considerada una de las obras maestras de la literatura italiana y universal, a lo largo de treinta años, en el destierro, luchando contra la miseria y las adversidades. Esa tendencia actual de evitar las dificultades a toda costa es algo poco realista, y, por el contrario, es muy razonable asumir con optimismo que, de vez en cuando, debemos afrontar momentos de sufrimientos y dolor que superaremos si somos fuertes. Y esta superación, precisamente, nos hará más fuertes. La inmadurez, y la falta de realismo, pueden llevar a suponer que las dificultades, los inconvenientes y los obstáculos no son elementos de nuestra vida, sino algo extraordinario fruto de la mala suerte. Y así nos encontramos personas que no pueden soportar los defectos propios o ajenos; no saben asimilar un deseo no cumplido, un pequeño batacazo en la amistad, en la salud o en el trabajo… y, claro, se hunden.           Podemos hacer de la necesidad virtud y convertir los obstáculos en trampolín, si nos mentalizamos que los obstáculos están para luchar y superarlos, conscientes de que en su solución nos hacemos más fuertes. Porque sí, lo miremos como lo miremos, la vida, con frecuencia, es una carrera de obstáculos.  

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