El marciano en la tierra

15/06/2018 | Por Arguments

Antonio Rojas

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la chispa

">http://www.arguments.es/wp-content/uploads/lachispa/2018/06/Rafa-Nadal-e1529062242141.jpg"> Si he visto más lejos ha sido porque me he subido a hombros de gigantes. -Isaac Newton-  Cuando el 10 de junio de 2018 Rafa Nadal consiguió la hazaña de su XI Roland Garros, todo el mundo se deshizo en elogios hacia el tenista manacorí. El medio deportivo italiano La Gazzetta dello Sport, también se hace eco del triunfo de Nadal en Roland Garros con el titular: Nadal logra el undécimo. El marciano sobre la tierra, con foto de Nadal levantando el título de campeón. En su edición digital recogen la noticia con el titular: Nadal, infinito en Roland Garros: undécimo título, con el subtítulo: En la final el español no le dejó un set a Thiem pese al calambre que sufrió en su mano izquierda en el tercer set con 2-1. El marcador: 6-4, 6-3 y 6-2. Es su 17º Grand Slam y el 79º título de su carrera. Una proeza al alcance de muy pocos. Un hito que nos lleva a preguntarnos: ¿Cómo lo ha conseguido? ¿Cómo ha llegado hasta aquí? Partiendo de la base de que todos deberíamos ser campeones de nuestras vidas y, además, ayudar a los demás a ser campeones, es decir, sacar lo mejor de cada uno, es necesario plantearse la pregunta: ¿Cómo se hace un campeón? Evidentemente la pregunta da para una tesis doctoral; aquí, sintetizando al máximo, solo tenemos página y media, así es que, forzosamente, nuestra propuesta será incompleta. Voy a indicar alguna de las ideas que señala un formador de campeones, Toni Nadal, en su libro Todo se puede entrenar. Toni tuvo siempre claro que para hacer de su sobrino Rafa un campeón, más que darle recursos técnicos ?que también?, lo importante era formar su carácter. Y eso supone algo que no está de moda: exigencia. Dicho con sus palabras: sabía que necesitaba un carácter fuerte y solo con severidad se puede trabajar este aspecto. Cuenta Toni: Desde el primer día, Rafa, fue un niño dispuesto a aprender y a hacer todo lo que yo le ordenaba. No se rebelaba, no se impacientaba, nunca se quejaba. Toni inculcó a Rafa lo que a él le enseñaron en el colegio: En esta vida hay que aprender a conjugar el verbo aguantarse. Yo me aguanto, tú te aguantas, él se aguanta… Por eso se marcó un objetivo claro: preparar a su sobrino para superar la dificultad, hacer ver a su pupilo que la adversidad forma parte de la vida y que, al final, vence el que más resiste. Conjugar el verbo aguantarse, superar las dificultades, no quejarse…, así se consigue un marciano sobre la tierra.

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