Estoy dispuesta

13/01/2023 | Por Arguments

Antonio Rojas

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catequesis

la chispa

">http://www.arguments.es/wp-content/uploads/lachispa/2023/01/Estoy-dispuesta-A.jpg"> La confianza, y nada más que la confianza, puede conducirnos al amor. -Santa Teresita de Lisieux- Cuando murió Narciso Yepes, su esposa, Marysia Szumlakowska, lo pasó fatal a pesar de vivir todos los acontecimientos desde la perspectiva de una profunda fe. Ella nos cuenta en su libro Amaneció de noche:  ?Solo en el absoluto puedes satisfacer tu sed de absoluto. Ni hijos ni nietos ni amigos más queridos, nadie es capaz de entender tu insaciable sed de amor. Necesitas entregarte como lo has hecho con Narciso, y ahora no hay a quién. Entrégate a ti, entrégate al que te creó con todo amor y en el que todos tenemos nuestra cabida. Ama a Dios sin medida como amó María.  ?Hoy es un día en el que he llorado cerca de siete horas. No paro de pedir ayuda al Espíritu Santo y a María nuestra madre.  ?Se me han secado las lágrimas, me duele la cabeza terriblemente. Mi ángel me ha dado la respuesta: «tirarme al abismo de Dios». Lo hago, pero todavía con los ojos cerrados; yo quisiera tirarme con los ojos bien abiertos, como iba Narciso a la muerte. Cuando desbordada por el dolor de la ausencia de Narciso y de su hijo Juan, que murió en un accidente a los 18 años, se le hacía insoportable vivir con normalidad, se acogía a la fe y rezaba:  ?Espíritu de Dios, ven en mi ayuda. Si a fuerza de cincel, tallas el dolor de esta piedra bruta que soy, ¡adelante!; estoy dispuesta, lo ofrezco todo porque tuya soy. Humanamente no hay apoyo, no hay ayuda del hombre; solo la semilla divina que germine en nuestro interior podrá dar sentido al sin sentido del dolor humano. Cuando la vida se nos pone cuesta arriba y no encontramos soluciones en la ayuda humana; cuando nos parece que un silencio solitario nos envuelve, aunque estemos rodeados de amigos; cuando, aunque nuestro hábitat natural sea la luz, parece que vivimos en tinieblas; cuando vivimos respirando contrariedades y la persistente y deprimente pregunta ¿por qué me pasa esto a mí? se adueña obsesivamente de nuestra mente; cuando no hay consuelo humano posible, entonces solo queda un asidero: estoy dispuesta.  En la vida hay tiempo de reír, tiempo de llorar, tiempo de trabajar, tiempo de descansar, tiempo de fiestas y tiempo de soledad. La sabiduría está en saber transformar siempre, siempre, cada tiempo en una siembra de dar y amar. Dar, siempre dar, sin más gesto que el de seguir amando con una actitud tan sencilla como heroica: estoy dispuesta.  

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