">http://www.arguments.es/wp-content/uploads/lachispa/2021/04/Hablan-mal-de-ti-A-e1618590167492.jpg"> Quién dedica su tiempo a mejorarse a sí mismo, no tiene tiempo para criticar a los demás. -Santa Teresa de Calcuta- Antoine de Rivaroli, Rivarol, escritor y periodista francés (1753-1801) nos dejó algunas «perlas» como esta, por ejemplo: De veinte personas que hablan de nosotros, diecinueve hablan mal, y la vigésima, que habla bien, lo dice mal. El hablar mal de los demás tiene un cierto regustillo que todos hemos probado. La murmuración es una práctica que puede ser inofensiva cuando se queda en simple habladuría, pero que resulta sumamente peligrosa —y puede llegar a constituir una verdadera plaga—, cuando se transforma en calumnia que agrede con maldad o con odio sutil a la otra persona. Seth Godin, empresario estadounidense, dice: Si usted es extraordinario, probablemente no caerá bien a algunas personas. Forma parte de la definición de extraordinario. Lo mejor que puede esperar una persona tímida es pasar desapercibida. Las críticas se dirigen a aquellos que destacan. Cuando alguien cae bien a todo el mundo, a menudo suele ser por uno de estos dos motivos: o es un cínico y no se moja; o dice a cada uno lo que quiere escuchar y0 nunca dice lo que piensa. Es imposible gustar a todo el mundo todo el tiempo. Vemos las cosas como somos, no como son, y cuando no encajan en los esquemas mentales propios muchas ideas se rechazan. Pero ya sabes, «no te preocupes mucho por lo que digan de ti; ni siquiera Dios ha logrado caerle bien a todo el mundo». Si no te critican es que no eres suficientemente bueno. A quien no se critica es porque no se le ha prestado excesiva atención. Es un ser indiferente. Ni chicha ni limonada. Me comentaba un amigo: Mira, Antonio, eso de no tener amigos es muy triste y preocupante, pero te aseguro que es mucho más triste y más preocupante el no tener enemigos. Creo que tiene razón mi amigo, porque si uno no tiene enemigos es señal de que anda escaso de valores: ni talento que brille y haga sombra a algunos, ni bienes que otros codicien, ni autoridad que moleste, ni honra de la que se murmure, ni felicidad que avive el resquemor de los amargados, ni ninguna cosa buena que se envidie. Termino con una reflexión práctica y constructiva: no debe preocuparte si tus enemigos no hablan bien de ti, eso es síntoma de que vas por el buen camino; lo que debe preocuparte es si tus amigos hablan mal de ti.