">http://www.arguments.es/wp-content/uploads/lachispa/2021/02/La-base-de-la-infelicidad-A--e1613582235648.jpg"> El que no considera lo que tiene como la riqueza más grande, es desdichado aunque sea dueño del mundo. -Epicuro de Samos- Resulta curioso observar cómo los humanos nos pasamos la vida batallando contra las circunstancias por no aceptar la naturaleza de las cosas. Naturalmente, en verano hace calor y en invierno, frío; y nos gastamos un dineral para pasar frío (aire acondicionado) en verano, y calor (calefacción) en invierno. Y el significado es el mismo: ¿Cuándo aprenderemos a aceptar el curso normal de los acontecimientos tal y como suceden? ¿Por qué tendemos a imaginar situaciones ideales ?que solo existen en nuestra mente? y luego nos enfadamos, enrabietamos o deprimimos si no se cumplen? Esa falta de aceptación de la realidad es una de las bases más comunes de la infelicidad. Y una de las cosas que nos cuesta más aceptar es la falta de salud. Cuando llega la enfermedad, nos negamos a aceptar esta realidad. Nos resistimos a entender que la salud no es tan importante como creemos para poder llevar una vida digna y feliz. Nos vendría muy bien entrenarnos en la creencia de que la salud no es tan importante. Este entrenamiento nos serviría para:
Asegura la psicología cognitiva que la salud no es esencial para la felicidad, que lo que importa es nuestra percepción subjetiva de nuestro estado de salud. Y que el hecho de encontrar la forma de valorar nuestra salud de forma positiva, incluso cuando estamos bastante enfermos, es un tributo a nuestra capacidad de adaptación a la adversidad. Con poca o mala salud se puede ser muy feliz, y con salud se puede ser muy desgraciado. No hay que negar el valor de la salud ?y por eso debemos cuidarla?, pero no ignoremos a esas personas que estando, en plena forma física, viven con una depresión que los invita a quitarse la vida. No es el invierno o el verano, la salud o la enfermedad, la riqueza o la pobreza lo que nos hará felices o no, todo eso influye, claro, pero es la falta de aceptación de la realidad lo que se convierte en la base de la infelicidad.