">http://www.arguments.es/wp-content/uploads/lachispa/2021/07/La-cara-que-pones-1-e1627498207595.jpg"> La cara es el espejo del alma, y los ojos son sus intérpretes. -Marco Tulio Cicerón- Se dice que, en un pequeño y lejano pueblo, había una casa abandonada. Cierto día, un perrito, logró meterse por un agujero de una de las puertas del caserón. El perrito subió lentamente las viejas escaleras de madera y, al pisar el último escalón, se topó con una puerta medio abierta; lentamente se adentró en el cuarto y, para su sorpresa, se dio cuenta de que dentro de esa habitación había mil perritos más observándolo tan fijamente como él los observaba a ellos. El cachorro comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas poco a poco. Los mil perritos hicieron lo mismo, posteriormente sonrió y le ladró alegremente a uno de ellos. El perrito se quedó sorprendido al ver que todos sus congéneres sonreían y ladraban alegremente con él. Cuando salió del cuarto, se quedó pensando y se dijo a sí mismo: ¡Qué lugar tan agradable! Voy a venir más a menudo a visitarlo. ¡Aquí son todos alegres y amables! Algo después, otro perrito callejero entró al mismo sitio, pero a diferencia del primero, este perrito, al ver a los otros mil cachorros, se sintió amenazado, ya que sintió que lo estaban mirando de una manera agresiva. Instintivamente empezó a gruñir; con mucho temor vio cómo los mil perritos le ladraron también a él. Cuando este perrito salió del cuarto pensó: ¡Qué lugar tan horrible es este! Nunca más volveré a entrar allí. Son unos gruñones y ariscos. En el frontal de aquella casa había un viejo letrero que decía: La casa de los mil espejos. Todos los rostros del mundo son espejos. Nadie es responsable de la cara que tiene, pero es responsable de la cara que pone. Cada persona decide la actitud que llevará por dentro y el rostro que mostrará por fuera. En la cara reflejamos nuestro estado de ánimo, y los demás nos lo ven en la cara. La cara nos da señales de cómo es el carácter de una persona. La llamada primera impresión es la que nos hacemos de las personas por su aspecto y, principalmente, por su cara. En la vida hay dos clases de personas: los que pasan la vida soñando, y los que dan vida a sus sueños. El soñar evadiéndonos de la realidad, o el poner vida a los sueños, depende, en gran medida, de la cara que pones.