La mejor defensa

12/04/2019 | Por Arguments

Antonio Rojas

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la chispa

">http://www.arguments.es/wp-content/uploads/lachispa/2019/04/La-mejor-defensa-3A-e1555063399203.jpg"> Muchos gritan y discuten hasta que el otro calla.  Creen que lo han convencido. Y se equivocan siempre. -Noel Clarasó- Del genetista y biólogo evolutivo británico, John Burdon Sanderson Haldane (1892-1964), se cuenta este divertido relato. Como era bastante frecuente en Haldane y aquel amigo suyo, la discusión comenzaba a seguir el agresivo rumbo previsible. El amigo de Haldane, suspirando, dijo: ?No tiene sentido seguir. Sé qué es lo que vas a decir a continuación y sé lo que harás luego. Entonces el profesor Haldane tuvo una reacción inesperada. Se sentó de repente en el suelo, dio unas volteretas y volvió a su asiento. ?Ahí tienes, dijo con una sonrisa, eso es para demostrarte que no tienes razón. No sería la primera vez que, arrastrados por la irritación, «perdemos la cabeza» y, una vez apagadas las intensas emociones, lamentemos lo dicho o hecho. Y aunque no es sencillo controlar nuestros agitados sentimientos, deberíamos esforzarnos por conseguirlo, porque ese control nos permite evaluar con mente lúcida una confusa y problemática área de malentendidos, y enfilar el rumbo hacia una posible resolución. Hay bastante gente que asume equivocadamente que carece de poder sobre sus emociones y deriva su responsabilidad a los otros: Hizo que me enojara mucho, o esa persona realmente me crispa. Son excusas fáciles, porque la verdad es que nadie, salvo uno mismo, tiene el poder de hacer que nos enojemos. Quizás reaccionemos con ira porque sentimos que la otra persona nos empujaba a ello, pero en realidad somos cada uno de nosotros los que decidimos si enfadarnos o actuar con serenidad. Reaccionar a la negatividad de otro puede hacer que se enciendan los ánimos hasta llegar a una situación explosiva, pero actuar desde la comprensión dando una respuesta suave, nos permite mantenernos equilibrado, serenos y constructivos para perfilar una solución pacífica y feliz. En el libro de los Proverbios (5,1), se nos dice: La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor. Para ser prácticos, y no quedarnos en el terreno de la teoría, debiéramos proponernos, la próxima vez que nos veamos ante una situación tensa y con riesgo de ir a más, optar por ensayar el enfoque de la respuesta suave, es decir, tratar de controlar nuestras emociones y actuar desde un estado mental más sereno y pacífico. Si así procedemos, mantendremos bajo control el recurso más poderoso que poseemos: nuestra mente. Los hechos nos demostrarán que la respuesta suave frente a situaciones violentas, es la mejor defensa.    

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