Mercedes Colubí Tovar trabaja como voluntaria en Cáritas Oviedo y es religiosa Esclava del Sagrado Corazón de Jesús. Nos cuenta algunas de sus experiencias en el Ropero de Cáritas de esta ciudad y cómo vive el contacto con los más desfavorecidos de la sociedad.
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¿Cómo es su día a día en Cáritas?
Depende del sitio en el que cada día realice el voluntariado, porque mi horario es diferente. Te voy a contar cómo lo vivo: en el Centro de Día (voy dos mañanas, no enteras, a la semana), lo fundamental que se ofrece es café, posibilidad de higiene (duchas), una taquilla para que dejen sus cosas. Éstas son cotizadísimas, puesto que nuestr@s “chic@s” (de 20 a 80 años) son transeúntes y sin techo y llevan “la casa a cuestas”. Muchos duermen en cajeros, en la calle... En invierno es penoso, o cuando llueve... Algunos prefieren la “libertad” de la calle. Sinceramente creo que Dios no excluye a nadie, pero que estos mis chicos, los más desfavorecidos, son sus favoritos.
Tengo la costumbre de escribir hablándoles a Dios de ellos, de lo que hay desgarrado en cada uno, en sus cabezas desestructuradas... No se trata de si han tenido culpa de estar así. Se trata de que yo soy exactamente igual, sólo que mucho más protegida y qué menos que dar gratis algo “de lo que gratis has recibido”. Además, a mí siempre me ha apasionado aprender y no sabes lo que aprendo, lo que “aprehendo”... Te cambia la vida. Felizmente me educaron unos padres excepcionalmente cristianos y tengo referencias de mi infancia de poner en práctica la acción por los demás unida a la oración.
Jamás pregunto nada a nadie de su historia, pero te cuentan... Lo de menos es si es exacto o no, porque necesitan cercanía y creo que saben que estoy ahí, jugando al parchís, viéndoles jugar a las cartas. La verdad es que no pararía de contar... Tiene gracia que ahora lo valore muchísimo más. Hablando de aprender, estoy especializándome en “ama de casa”, porque también se les lava la ropa un día a la semana. ¡Ah! Y otro día hay “corte de pelo”.
¿Qué trabajo desempeña?
Voy a un Albergue, también de Cáritas Oviedo y no te imaginas lo que aprendo, por ejemplo, de Clara, la cocinera. No hace jamás problema de que varíe el número, se esmera increíblemente, los conoce por su nombre... ¡Y hasta les prepara, a los de religión musulmana, cosas que no llevan cerdo, cuando toca! Yo no estoy de acuerdo con esto y a mis chavales, con una caricia, les digo que cuando se come algo que te dan, no me puedo creer que ningún “Dios” nos haga “exigir” menú especial. Como nos queremos, y se lo digo medio en broma, no se suelen enfadar por esto. En el Albergue sirvo la comida un día a la semana y me encanta ponerme delantal y servirles como yo fui servida (“el plato se quita por la izquierda y se pone por la derecha...”, etc.)
La labor que usted realiza es encomiable. Es digno de agradecimiento por parte de la sociedad que usted ceda su tiempo y trabajo de forma voluntaria ¿Qué le motiva a usted para trabajar en un ropero?
Gracias, pero mi labor no es nada encomiable sino “pura lógica cristiana”. Lo que me motiva para ir al Ropero es lo mismo que lo que me motiva a ir a los otros sitios: es Dios que puso su tienda entre nosotros y quiere que pasemos por la vida, un poquito como Él y siempre con Él.
De la sociedad no espero agradecimiento, sino que se hagan voluntarios todos los que puedan, sean del credo que sean y mucho más si son cristianos, respetando profundísimamente lo que cada uno haga, que bastantes “voluntariados” tienen en sus familias. Y, al hilo de las familias... ¡Cuántas rotas por mis chicos, sin quererlo!
El humor es muy bueno para llevar con cierto garbo estas pequeñas ayudas de voluntariado y de verdad que en el Ropero me lo paso bomba cuando alguna cree que es el Corte Inglés y elige, y elige... Y, “como el cliente siempre tiene razón”... Claro que las “dependientas” nos turnamos en soltar alguna “rúbrica” que les traiga a la realidad.
En Cáritas ustedes perciben más que nadie la crisis económica. ¿También atisban algo más allá? Una crisis moral, por ejemplo?
Debo decir algo impresionante: Aumentan los donantes fijos (“socios”) en Cáritas: desde el que se apunta con 5 Euros hasta cantidades respetables. No es por marcarme un farol, pero me siento “orgullosa” de mi Congregación, que ha cedido a locales de Cáritas (Oficinas) los pisos en los que antes teníamos Residencia universitaria, y la Comunidad vivimos en el último. Es genial que los pobres puedan arreglar sus asuntos en el mismo sitio, en un buen lugar de Oviedo. Bueno, perdón por el farol.
La actualidad de la Iglesia reclama que fijemos nuestra atención en la petición de que los edificios de la Iglesia paguen el IBI. Sin embargo, parece que no es más que otro ataque contra la Iglesia Católica. ¿Qué les diría usted a quienes atacan a la Iglesia?
Vaya por delante que, aparte de votar, no me gusta meterme en política. Dicho esto debo añadir que quienes quieren que paguemos el Impuesto de Bienes Inmuebles, en parte lo hacen por anticlericalismo, por demagogia, por ganar votos.
Y, no sé si será presunción: no les conviene echar cuentas de lo que la Iglesia les ahorra ¡Es políticamente muy incorrecto! Y me temo, perdona la presunción, que saben que, nos lo pongan como nos lo pongan, seguiremos intentando hacer lo mismo. Lo saben aunque no lo formulen.
¿Cree que saldremos fortalecidos de esta situación?, ¿hay esperanza?
Alto y claro: ¡Hay Esperanza! Porque Dios sigue poniendo su tienda entre nosotros, porque Navidad es más que Santa Claus: es la Virgen María enseñándonos a darlo todo para que se cumpla la Voluntad salvadora de Cristo. Sin pedantería, me acuerdo del padre de la Iglesia, San Ireneo: “La Gloria de Dios es que el hombre viva”. Y esto mucho antes que los Derechos humanos, que no dejan de ser un eco de ese “tipo” de Gloria de Dios.