Los verdaderos amigos llegan a tiempo; los demás llegan cuando tienen tiempo. -Janilyz Feliciano-
El sobrino le escribe a su tío, la siguiente carta: ?Querido tío, me siento incómodo. Desearía que esta carta no te llegara, pues me veo en la necesidad de pedirte dinero… Después de una semana el sobrino recibe esta respuesta: ?Querido sobrino: para tu consuelo te digo que tu carta ¡no me ha llegado! Una amistad real es sincera y desinteresada, lo que no quita que, en ocasiones, precisemos de nuestros amigos. Bien sea porque necesitemos que nos escuchen, nos hagan un favor o nos presten alguna ayuda. Si observamos que nuestro amigo siempre tiene alguna excusa para no ayudarnos, es probable que la amistad no sea tan sincera. Es muy común que los falsos amigos siempre nos pidan ayuda o traten de beneficiarse de nosotros, pero cuando nosotros los necesitamos, desaparecen. No todas las personas que conocemos en nuestra vida tienen la intención de usarnos o hacernos daño, pero es importante estar alertas para evitar ser usados por quienes lo harían. No siempre es fácil identificar cuando estamos siendo usados por alguien en quien confiamos. Sin embargo, existen ciertas situaciones o características de la relación que son muy particulares y que nos facilitan identificar una amistad negativa o el acercamiento interesado de los demás. Los amigos falsos son como la cara oculta de la luna. Al principio nos deslumbran con sus hechizos y amables atenciones, pero poco a poco vamos descubriendo esa otra cara llena de oquedades propias de un carácter interesado. Esa afectividad egoísta que, casi sin darnos cuenta, nos apaga la ilusión y nos va minando el ánimo. Son perfiles que debemos saber captar cuanto antes por el bien de nuestra salud emocional. Es inevitable dar, de vez en cuando, con uno de esos especímenes tan comunes en nuestros contextos sociales, donde el interés y el egoísmo se camuflan de la más luminosa amistad. Y caemos, vaya que si caemos. Nuestra inocencia natural, o nuestro buenismo ingenuo, nos lleva a pensar que toda amistad es aportar felicidad, apoyo y bienestar. Hasta que, finalmente, ocurre y aparecen las decepciones, las pequeñas mentiras, los desprecios constantes y las más sibilinas manipulaciones. Lo queramos o no, estamos ante uno más de esos amigos falsos al que no vimos llegar, pero al que debemos dejar ir lo antes posible por salud y por nuestra propia dignidad, y cuando, cínicamente, nos solicite servicios en nombre de nuestra amistad, responderle ?a ser posible? sonriendo: no me ha llegado.