">http://www.arguments.es/wp-content/uploads/lachispa/2020/10/palos-piedras-y-palabras-A--e1602237997356.jpg"> Hay que reivindicar el valor de la palabra, poderosa herramienta que puede cambiar nuestro mundo aun en esta época de satélites y ordenadores. -William Golding- Un alicaído mendigo paró al conde Tolstoi, que había salido a dar un paseo vespertino. Dicen que, al darse cuenta Tolstoi de que el hombre estaba hambriento, buscó dinero en su bolsillo, pero no encontró ni un céntimo. Entonces, el gran escritor, afligido por no tener unas monedas para ayudar al mendigo, cogió las rudas manos de este entre las suyas y se disculpó: ?Perdona, hermano, no tengo nada que darte. La cara curtida y cansada del mendigo se iluminó: ?Pero si me acabas de hacer un gran regalo ?sonrió?.¡Me has llamado hermano! Hay un viejo dicho ingles ?equivocado desde mi punto de vista? que afirma: Palos y piedras rompen huesos, pero las palabras no hacen daño. Por supuesto que los palos y las piedras hacen daño, pero ¿no hay palabras crueles que hieren más que los palos y las piedras? ¿No hay heridas producidas por ciertas palabras que tardan más en cicatrizar que las sangrantes heridas traumáticas de un golpe material? Por fortuna también hay palabras constructivas. Algunos teólogos describen la «palabra» como la esencia creadora de Dios que anima, impregna, informa y transmite energía renovadora a través de todos los seres vivos. En gran parte, depende de nosotros el efecto de las palabras. Nuestra mente coge palabras e ideas, las mezcla y luego ofrece orientación de cómo actuar y sentir. Si permanecemos serenos y equilibrados, dando habitualmente lo mejor de nosotros mismos, pronunciaremos palabras más afectuosas y solícitas, manifestándonos más compasivos, amable y generosos con quienes convivimos. A la larga, siempre compensa el esfuerzo de mejorar nuestro pensamiento día tras día, porque eso nos va capacitando para afrontar la vida con una conciencia que nos ayudará a realizar acciones apropiadas y exitosas. Debemos tener la mente abierta a la recepción de los mensajes positivos y pensamientos afectuosos, vigilar qué palabras e ideas, consciente o inconscientemente, entran en nuestra mente; porque las palabras y las ideas son la base donde nos apoyamos a la hora de tomar decisiones. Pronunciar vigorosas palabras con cariño, cambia las cosas y nos predispone a la acogida. Una afirmación pronunciada con conciencia espiritual, puede poseer un gran poder espiritual. Y siempre practicar la regla de oro: Habla de los demás como te gustaría que los demás hablaran de ti. Depende de cómo cada uno se administre, pero podemos construir o destruir usando los mismos ingredientes, podemos construir o destruir usando los mismos materiales: palos, piedras y palabras.