">http://www.arguments.es/wp-content/uploads/lachispa/2020/04/sonrisa-puerta-de-trásico-2A--e1587723013517.jpg"> La risa es el sol que ahuyenta el invierno del rostro humano. -Victor Hugo- Cuando Estados Unidos entró en la Segunda Guerra Mundial, el patriotismo se disparó. Los jóvenes, por miles, se apuntaron para servir a su país en el ejército; hasta las estrellas de cine solicitaban incorporarse a filas. Uno de ellos fue el cómico Bob Hope que, sin embargo, fue rechazado como recluta, porque los responsables del país creían que podía prestar un mejor servicio como miembro de la USO (United Services Organization), entreteniendo a la tropa. Hope protestó enérgicamente, pero el gobierno no cedió. El cómico y su grupo de artistas recorrieron millones de kilómetros realizando miles de actuaciones para las tropas. Estos hombres y mujeres arriesgaron sus vidas muchas veces actuando en zonas de combate. Visitaron hospitales y zonas de conflictos para estar y atender a los heridos llevándoles una buena medicina: la alegría. Fiel a su talante de artista positivo, Hope no repartía compasión ni lástima, sino el valor terapéutico de la risa, valor que siempre fue reconocido por los soldados y mandos a los que visitaba. Y es que cuando una persona ríe suceden muchas cosas positivas. Los músculos se relajan, la respiración se hace más profunda y, como consecuencia, el torrente sanguíneo se oxigena más plenamente. El dolor y la congoja se atenúan, olvidan o son vistos en una perspectiva más adecuada. Si nos miramos en los rayos X cuando reímos (hoy se puede hacer con monitores de TV), nos quedamos asombrados. El diafragma baja más y más al mismo tiempo que los pulmones se dilatan. Inhalamos más oxígeno, que pasa a la sangre de los pulmones. Mientras nos reímos duplicamos o triplicamos la cantidad de sangre expuesta a la acción del oxígeno. Están comprobado que quien se está riendo a carcajadas le resulta difícil albergar pensamientos negativos. Cada vez son más los médicos que aconsejan buscar oportunidades de reír, ampliar el sentido del humor y liberarnos un poco del razonamiento lineal y mecánicamente lógico por el que solemos regirnos. Quizás por eso aquel médico aconsejaba: El humor y la risa deben constituir una parte importante en la dieta de toda persona sana. Quienes hacen reír a los demás son también beneficiarios de esas risas. No todos somos humoristas, pero sí podemos compartir nuestra alegría y buen humor con todos aquellos con los que tratamos. Podemos visitar hospitales, clínicas, residencias para personas mayores ofreciéndoles la alegría de nuestro espíritu. La risa, muchas veces, puede ser la mejor medicina porque se convierte en una puerta de tránsito de la tristeza a la alegría.