¿Refresco o vino?

11/06/2019 | Por Arguments

Antonio Rojas

Arguments

catequesis

la chispa

">http://www.arguments.es/wp-content/uploads/lachispa/2019/06/refresco-o-vinoA--e1560289001368.jpg">   Hacen falta veinte años para alcanzar el éxito de la noche a la mañana. -Eddie Cantor-            Vivimos en el mundo de la inmediatez:  producir, conseguir objetivos de la noche a la mañana y con el menor esfuerzo posible. Pero la realidad es que, si queremos ser eficaces a largo plazo, tenemos que empezar preguntándonos: ¿Qué queremos conseguir: vino o refrescos? Para hacer un refresco, necesitamos latas, agua, una fórmula, inversión de capital, y, en poco tiempo, podremos fabricar miles de latas de refresco. Pero si queremos producir vino con denominación de origen; la cosa cambia. Hay que empezar por preparar la tierra, sembrar las cepas, esperar a la recolección, pisar la uva, dejar fermentar el mosto, darle un tiempo para coger sabor y aroma y, finalmente, embotellar el vino adecuadamente para garantizar que ese sabor y aroma satisfagan a los clientes. Cuando se trata de nuestras vidas y la de los demás, debemos considerar seriamente esta analogía. El vino no puede producirse de la misma manera que se fabrican refrescos. Para obtener un vino de calidad, se necesita tiempo e ilusión. Requiere saber esperar un cierto tiempo. En las sociedades rurales, todo el mundo sabe esperar. Hay un tiempo para preparar la tierra, otro para sembrar, otro para cosechar y otro para disfrutar del trabajo. Y, entre tiempo y tiempo, saber esperar el natural discurrir de las cosas. Antiguamente era impensable recoger las uvas en mayo o recolectar el trigo en enero. Cada fruta tenía su estación, y entre las épocas de la siembra y la recolección, era el momento de esperar. Esperar y prestar atención cuidadosa hasta que llegaba el momento de recolectar. Actualmente, gracias al desarrollo de nuevas técnicas y a la rapidez del transporte, estamos acostumbrados a generar más de una cosecha al año, y a disfrutar de los frutos de las otras estaciones. Todo cambia, pero lo fundamental permanece, y adquirir una personalidad con temple, requiere una gran dosis de constancia, una adecuada planificación y mucha paciencia, porque la paciencia es el abono imprescindible para obtener buenos resultados. Para alcanzar el objetivo deseado, es importante tomarse el tiempo necesario para madurar las cosas, tener paciencia para esperar, observar con detalle el proceso, y sembrar y sembrar para conseguir algún éxito. Con frecuencia, contagiados por el ambiente de inmediatez en el que vivimos, queremos el éxito y los resultados rápidos sin saber esperar y tener un poco de paciencia. Y, claro, la cosa no funciona. Para ser prácticos, eficaces y consecuentes, cuando planeemos nuestras mejoras, nuestros proyectos, antes de proponernos las estrategias a seguir, deberíamos plantearnos seriamente qué pretendemos lograr: vino o refrescos.

Artículos relacionados

Suscríbete a nuestro canal de Telegram


Síguenos en

Arguments