">http://www.arguments.es/wp-content/uploads/lachispa/2015/10/Mar-adentro-2-e1444380914360.jpg"> De mi formación cristiana he obtenido mis ideales y de Gandhi la técnica de la acción. -Martin Luther King- Joan Maragall i Gorina fue un poeta español, considerado uno de los padres de la poesía catalana modernista, en su Antología poética, nos indica que la fuerza de un gran ideal es ese "norte" que nunca debemos perder de vista. Excélsior. Alerta, espíritu, alerta, no pierdas nunca tu norte, nunca dejes que te lleven al agua mansa de un puerto. Mira, mira siempre al cielo, no mires la playa ruin, enfréntate al amplio aire, siempre, siempre mar adentro. Siempre las velas tendidas del cielo al mar transparente, siempre entre aguas extensas inquietas eternamente. Huye de la tierra inmóvil y de horizontes mezquinos siempre al mar, al gran mar noble; siempre, siempre mar adentro. Fuera tierras, fuera playa, olvida qué es regresar: no termina tu viaje, no terminará jamás... El impulso vital, la decisión entusiasta, el coraje, la fuerza de voluntad se acrecienta al entrar el hombre en contacto con un gran ideal, es decir, algo que centre nuestra existencia y hacia lo que dirigir lo mejor de nuestras energías. Caminar hacia él incesantemente, aunque sea con algunos retrocesos. Aspirar siempre a más, pero no a demasiado más. Dar cada día un paso. Creer en la también lenta eficacia del amor. Saber esperar. Y en el amor, preocuparse más por amar que por ser amados. Tener el alma siempre joven y, por tanto, siempre abierta a nuevas experiencias. Estar siempre dispuestos a revisar nuestras propias ideas, pero no cambiar fácilmente de ellas. Revisar constantemente nuestras escalas de valores. Descubrir que Dios es alegre, que una religiosidad que atenaza o estrecha el alma no puede ser la verdadera, porque Dios o es el Dios de la vida o es un ídolo sin alma que entristece. Un ideal se vive con una sonrisa en los labios y una decisión irrenunciable: procurar sonreír con ganas o sin ellas. Y con la sonrisa, si es necesario, deberíamos atrevernos a ser diferente para mantenernos fieles a nuestro ideal. Afirma Thomas Carleylke que el ideal está en ti; el obstáculo para su cumplimiento también. Por eso, la clave está en que quien no se cansa su ideal alcanza, y para ello, siempre, siempre mar adentro y... sonriendo.