">http://www.arguments.es/wp-content/uploads/lachispa/2020/10/Yo-estoy-creciendo.jpg"> Mira bien dentro de ti: hay siempre una fuente de fortaleza que acaba brotando si buscas ahí. -Marco Aurelio- Cuentan que en una selva vivían tres leones. El portavoz de los animales, un mono dicharachero, convocó una asamblea para exponer un problema y tomar una decisión: —Todos nosotros sabemos que el león es el rey de los animales; pero hay un problema: tenemos tres leones, y los tres están preparados para reinar. ¿Cuál de ellos debe ser nuestro rey? Los tres leones se enteraron de la reunión y comentaron entre sí: —Es lógica la preocupación de nuestros compañeros; una selva no puede tener tres reyes. Nosotros somos amigos, y no queremos luchar unos contra otros. ¿Qué hacer? Al saber la decisión de los leones, los animales volvieron a reunirse y, después de mucho deliberar, les comunicaron a los tres leones la decisión tomada: —Hemos acordado que vayáis los tres a escalar la montaña Difícil. El que llegue primero a la cima será consagrado nuestro rey. El primer león intentó escalar y no puedo llegar. Y lo mismo le pasó al segundo y al tercero. Los animales se impacientaron: ¿Cómo elegiremos rey entonces? En ese momento un águila, grande en edad y sabiduría, tomó la palabra y dijo: —¡Yo sé quién debe ser el rey! Volando sobre ellos he visto su actitud al regresar derrotados. El primero dijo: «¡Montaña, me has vencido!». El segundo, dijo igual; pero el tercero afirmó: «¡Montaña, me has vencido por ahora! Ya llegaste a tu tamaño final, y yo aún estoy creciendo». Esa es la diferencia —completó el águila—, el tercer león tuvo una actitud valiente de vencedor, cuando sintió la derrota, y no desistió. Este pensamiento hace al sujeto más grande que a su problema, y lo hace rey de sí mismo y, por lo tanto, está preparado para ser rey de los demás. Aplaudieron los animales estos razonamientos, y el tercer león fue proclamado rey de la selva. Si uno no se encoge, no es decisivo el tamaño de las dificultades. Estas, llega un momento que tocan techo, pero nuestra actitud, no; continuamente puede progresar. Para ello es fundamental nuestra disposición de mirar siempre hacia lo alto, ni hacia delante, ni hacia atrás, ni hacia los lados: ¡hacia arriba! Y seguir adelante, porque, queramos o no, se camina mejor con los ojos al frente que volviendo constantemente la vista atrás. Casi todas las circunstancias adversas pueden ser superadas con la actitud de las cometas que, enfrentándose al viento, se elevan. Todo, casi todo, es superable si tomo conciencia de que yo, en lo formativo, siempre estoy creciendo.