">http://www.arguments.es/wp-content/uploads/lachispa/2018/05/esencial-para-el-exito-2-e1526143346448.jpg"> No me juzgues por mis éxitos, júzgame por las veces que me caí y volví a levantarme. -Nelson Mandela- La historia está llena de logros, de éxitos que han llegado después de una serie de fracasos. Veamos algunos ejemplos.
Con frecuencia, el aprendizaje es un proceso en el cual aparece, de vez en cuando, el fracaso de una forma o de otra; me atrevería a decir que el fracaso es componente necesario del éxito. Debemos estudiar nuestros fracasos, aprender de ellos y, una y otra vez, volver a intentarlo. Sin obcecaciones, pero con determinación. Con el tiempo, este proceso lleva al éxito, pero si arrojamos la toalla tras el primer fracaso, no aprenderemos a adquirir ninguna habilidad que pueda mejorar nuestros esfuerzos. ¿Cómo aprendimos a montar en bici? Pues perseverando en el intento, así fuimos mejorando poco a poco hasta que montar en bici nos resultó casi tan natural como andar. Cuando vivenciamos que el fracaso, el revés, la decepción, la caída, el descalabro, la frustración, son parte de un proceso natural que conduce al éxito, rara vez nos veremos derrotado por los fallos. Y así, casi con naturalidad, diría yo, aceptaremos que el fracaso es un mero desvío, no un callejón sin salida. No lo dudes: existe un camino para alzarse por encima de los aparentes fracasos y tener éxito. Existe un camino. Y este, normalmente, pasa por el fracaso que, con frecuencia, se convierte en un requisito esencial para el éxito.