">http://www.arguments.es/wp-content/uploads/lachispa/2020/03/Agradecimiento-3A--e1585311105891.jpg"> El agradecimiento es la parte principal de un hombre de bien. -Francisco de Quevedo- Los japoneses tienen un notable sentido del agradecimiento. Se cuenta la historia de un cultivador de crisantemos que aguardaba una visita del emperador para disfrutar de sus plantas, de las cuales cientos y cientos estaban en flor. El floricultor seleccionó un ejemplar magnífico y cortó todos los demás, dejando solo aquella perfecta flor. Una vez allí, el emperador permaneció sentado durante varias horas contemplando en silencio la bella flor, dejando que su belleza obrara su efecto en él. ¿Puedes imaginarte cautivado en el disfrute de una sola flor hasta el punto de que todo lo demás se desvanezca en el trasfondo? Estamos rodeados de pequeñas maravillas que, por ordinarias, nos pasan desapercibidas y, sin embargo, es muy importante aprender el arte de buscar y agradecer las bendiciones reales de la vida, porque, a nada que nos descuidemos, nos puede pasar lo de aquel burro que llevaba en sus lomos una pesada carga de madera de sándalo sin conocer siquiera su valor; lo único que sabía es lo que pesaba la carga. También nosotros vamos con frecuencia por la vida sintiendo tan solo el peso de las circunstancias, incapaces de estimar la preciada naturaleza de la vida, simplemente porque hemos desarrollado una crónica actitud negativa. Cultivar la gratitud puede llevarnos a la autoestima y a una más positiva percepción mental de la vida. ¿Nos hemos preguntado alguna vez cómo sería la vida si no pudiéramos apreciar las cosas buenas que hay en ella: la espiritualidad, el arte, los amigos, el deporte, la naturaleza, y todo lo que hace a la vida digna de ser vivida? ¿Hemos considerado alguna vez la posibilidad de que la gratitud, la acción de gracias y el poder del perdón puedan ser tan creativos como otras obras que se llevan a cabo en el mundo? No todos podemos ser grandes conforme a los criterios que establece el mundo, pero sí que podemos ser agradecidos. La verdadera gratitud es una clase fantástica de creatividad capaz de propiciar el crecimiento espiritual. Llenemos de amor y agradecimiento nuestra vida. Sirvámonos de las leyes de la acción de gracias y del perdón para bendecirnos a nosotros mismos y bendecir a los demás. No hay que olvidar que en la medida que damos amor, éste, de una forma o de otra, retorna a nosotros. ¡Hagamos nuestra vida más plena! Si hiciésemos que la gratitud nos envolviera como el oxígeno, ¿os imagináis cómo sería la vida?