Benigno Blanco: "Podemos hacer que la sociedad española no se olvide del aborto y de la mujer embarazada".

13/03/2015 | By Arguments

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Benigno Blanco

cultura de la vida

Foro de la Familia

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Red Madre

Benigno Blanco, Presidente del Foro de la Familia, es una de las personalidades de referencia, tanto en España como en el panorama internacional, a la hora de promover la familia y la cultura de la vida. El 14 de marzo se ha convocado en Madrid una manifestación en defensa de la vida, de la mujer y de la maternidad. El 25 de marzo se celebra el Día Internacional de la Vida. En esta entrevista abordamos con él los principales retos en torno a la familia, la vida y la protección de la mujer embarazada.  

1. El Foro de la Familia se constituyó jurídicamente hace 15 años. A lo largo de este tiempo, la defensa del no nacido ha sido una constante en sus reivindicaciones. ¿Cree que en estos 15 años, en España, ha habido progresos en la protección del no nacido y de la mujer embarazada?

Hemos logrado dar voz a la familia y a la mujer embarazada. Uno de los logros del Foro de la Familia es que ya somos una marca reconocida. Ya no tenemos que perseguir a los medios de comunicación para que nos coloquen una noticia, sino que, cuando se establece un debate en la Opinión Pública en torno a estos temas, nos piden nuestra opinión al respecto. Yo creo que eso es importante: hemos logrado que se hable en defensa de la familia y de la mujer embarazada. Por otro lado, una de las mejores realidades surgidas a partir del Foro de la Familia es Red Madre. Fue una idea que se tramitó a través de iniciativas legislativas populares en los parlamentos autonómicos y que dio lugar a la creación de la fundación. En este tiempo, se ha extendido a 44 provincias españolas,  donde se atiende cada año a 10.000 mujeres, con un éxito del 80%: 8 de cada 10 mujeres que conectan con esta red de voluntariado no abortan. Creo que hemos logrado pequeños avances. Una gota de agua frente al inmenso drama del aborto en nuestra sociedad, pero avances importantes. Y sobre todo, creo que hemos constituido un tejido social que en España no existía y que tiene consistencia como para pensar que va a perdurar en el tiempo. Ha sido capaz de ser la voz de expresiones muy numerosas, como son las manifestaciones, cuando toca hacerlas. Hace unos años, la defensa de la vida no tenía este conocimiento público. Sin embargo, aún queda mucho por hacer.  Hemos logrado presencia pública, asistencia a la mujer embarazada, dar voz a estas realidades, pero no hemos conseguido que se traslade a las políticas públicas. Todavía estamos dando unos primeros pasos.

2. El pasado 22 de noviembre, en Madrid, tuvo lugar una marcha en pro de la vida, la mujer y la maternidad, organizada por el Foro de la Familia. Si el PP no cumplía con la reforma de la ley del aborto, anunciada en su programa electoral, se prometió convocar otra manifestación, que tendrá  lugar el próximo sábado 14 de marzo. ¿Cuál es el objetivo de esta marcha? ¿Cree que con manifestaciones de este tipo, los dirigentes legislan de una forma o de otra? 

El Gobierno ha dejado claro que su voluntad es abandonar toda pretensión de reformar la regulación legal del aborto. Hace 15 días se presentó la proposición de ley del Gobierno, que sólo modifica el tema de las menores de edad. Esto deja claro que no hay voluntad de modificar la regulación del aborto. Por tanto, el objetivo no es pedirle al Gobierno lo que no va a cumplir, sino intentar evitar que se levante un muro de silencio sobre el aborto. De este modo, hay conciencias que no se adormecen, hay conciencias que se despiertan. Cuando se extiende un muro de silencio sobre un tema como este, parece que todos nos acostumbramos. Nosotros no podemos cambiar las leyes, sólo podemos pedirlo, pero podemos hacer que la sociedad española no se olvide del aborto y de la mujer embarazada. El 14 de marzo vamos a recordar el inmenso drama de esta realidad.

3. ¿No cree que convocar dos manifestaciones multitudinarias con pocos meses de margen puede suponer un desgaste excesivo para el movimiento provida, que ya de por sí tiene que ir muy contracorriente?

No podemos abusar de nuestro poder de convocar manifestaciones, pero en este caso estaba más que justificado. El Foro de la Familia había promovido, en sus 15 años de vida, tres manifestaciones: dos en 2005, una en defensa del matrimonio y de la familia y otra en defensa de la libertad de educación. La tercera fue una gran manifestación provida en 2009. No tenemos el hábito de organizar manifestaciones, pero en este caso nos parecía necesario. El 22 de noviembre éramos conscientes de que el Gobierno nos iba a ignorar. Por tanto, iba a consumarse el abandono del Partido Popular, que es -de las fuerzas parlamentarias con posibilidad de gobernar- la que se había comprometido con leyes en defensa de la vida. No queremos que piensen que la pasada manifestación fue sólo fruto de la indignación inicial. Que pasado un mes, nadie se acuerda ya. Con la próxima marcha vamos a recordar que no fue un enfado puntual, sino que somos capaces de perseverar en el intento de transformar la sociedad española.

4. ¿Qué opina de la llamada Ley Gallardón?

No es mi modelo de ley. Mi modelo es una ley que proteja siempre, sin excepción alguna, al niño no nacido, y que proteja siempre y sin excepción a toda mujer embarazada. Y eso no era la Ley Gallardón, pero era un paso importante desde la ley de 2010 hacia ese ideal que yo quiero. Como todo paso adelante, lo aplaudo.

5. El objetivo para cualquier persona que se define como provida es el aborto cero. Pero, ¿no cree que es algo utópico pasar de 300 abortos diarios en España a cero?

No es utópico, es imposible. Tanto en la vida de las personas como en la sociedad, la transformación hacia el bien se da paso a paso, y eso es algo arduo. Por tanto, pasar de 100.000 abortos anuales en España al aborto cero es algo que llevará tiempo y a lo que habrá que llegar poco a poco. En la Historia las cosas suelen ser así: por ejemplo, suprimir la esclavitud nos llevó 2000 años.

https://www.arguments.es/wp-content/uploads/culturadelavida/2015/03/01MaríaMOrbegozoBenignoBlanco.jpg" target="_blank" rel="noopener">María M. Orbegozo entrevista a Benigno Blanco

6. Muchas veces, las mujeres se ven abocadas al aborto por la falta de apoyo del hombre. ¿Qué se puede hacer para una mayor implicación del varón ante un embarazo inesperado?

Por desgracia, en España, desde el punto de vista jurídico, no es posible esta implicación. Cuando, en 1985, se dictó la primera sentencia del Tribunal Constitucional en relación al aborto, se estableció que es irrelevante lo que piense el varón. En la vida real, los hombres jugamos un papel en el embarazo y, en consecuencia, también en el aborto. Por tanto, tenemos una gran responsabilidad moral y de justicia. De hecho, me atrevo a decir que el aborto es la solución machista a la irresponsabilidad sexual de los hombres. Es lo que nos permite disfrutar con el sexo y después dejar a la chica sola, con su problema. Además, muchas veces se da un chantaje emocional por parte del hombre para que ella aborte; es la manera de quitarnos responsabilidades. Al final, el varón se lava las manos y por culpa de la ley y del esquema moral que subyace al aborto, es la mujer la que carga con todas las responsabilidades. Por eso, desde la Ética y más allá del Derecho, es imprescindible generar en los varones la responsabilidad por el embarazo. Las iniciativas legislativas que hemos ido presentando también hacían hincapié en que las administraciones públicas se impliquen en facilitar la educación del varón en su responsabilidad por tener relaciones sexuales y por dejar embarazada a una chica. No es sólo dejarla embarazada, es que él ya es padre cuando pasa, y por tanto tiene mucho que ver con lo que pase a ese niño. Por eso no se entiende que muchas mujeres se crean que la causa del aborto es una causa feminista. Al revés, es una causa absolutamente machista.

7. En este sentido, ¿cree que los pasos que se den por el fin del aborto pasan por la educación sexual?

Por supuesto. A todo aborto le precede un embarazo, y a todo embarazo, una relación sexual. No conseguiremos el fin del aborto si no logramos la responsabilidad sexual. Estoy convencido de que la causa última por la que tantas personas y tantos poderes se implican en defender el aborto es porque se necesita como última garantía para que la cultura de la promiscuidad sexual -que es lo que les interesa promover- sea posible. Sólo se puede promover si se promete una liberación de la consecuencia, que es el embarazo. Sólo valorando la sexualidad como algo que define a la persona y, en consecuencia, lo empezamos a respetar, entendiendo la vinculación antropológica que hay entre sexualidad y paternidad, empezaremos a erradicar las causas del aborto.

8. El lema que se escogió para la pasada manifestación, “Cada vida importa: por la vida, la mujer y la maternidad”, era positivo y ponía el acento en la mujer embarazada, en la madre que se siente sola ante un embarazo inesperado. Hace unos años quizás se proponía más subrayar la crueldad de la realidad del aborto. ¿Considera necesario este cambio en el discurso?

Creo que sirven de muy poco los fetos destrozados. Yo jamás los he usado, porque creo que esa imagen, en una cultura en la que la realidad no es normativa, solo provoca rechazo. En cambio, la atracción de la imagen visible del niño no nacido o del bebé recién nacido sí tiene una fuerza inmensa: porque lo bueno es mucho más atractivo que lo malo. Por eso hay que tender siempre hacia lo positivo. Cuando en los años 80 empezamos el debate en España sobre el aborto, valorábamos profundamente que nos llegaran de Estados Unidos aquellos vídeos del doctor Nathanson, con unas ecografías borrosas que costaban entender, pero que mostraban la realidad. Hoy en día tenemos ecografías en 3D, de niños en su sexta y séptima semanas de gestación. Han cambiado mucho las cosas. La disciplina científica de la Neonatología ha avanzado mucho y, en ese sentido, debería ser más fácil la defensa de la vida. Pero, a la par que ha avanzado el conocimiento sobre el niño no nacido y se han incrementado los medios para verle bien, se ha dado un fenómeno moral que desvirtúa la fuerza de esa realidad: la extensión del relativismo moral en nuestra sociedad ha hecho que para muchos de nuestros contemporáneos la realidad no tenga fuerza normativa. Eso no pasaba tanto hace unos años. En la década de los 80, la discusión se centraba en "¿Cuándo empieza la vida?". Hoy eso no importa, debido al estado moral de nuestra sociedad. Es lo que quiso decir la ex-ministra Bibiana Aído cuando afirmó aquello de que "Es un ser vivo pero no es un ser humano": es un ser vivo de la especie humana, pero el ser humano lo definen los políticos. Ese es el drama de nuestra sociedad; por mucho que enseñes al niño no nacido, para algunos no es relevante. Pasaba algo similar con la esclavitud: era evidente que el esclavo era un ser vivo. Hablabas con él, te acostabas con ella... Pero era una cultura que no daba relevancia moral a la realidad de las cosas. La realidad no tiene fuerza: ya no bastan sólo los argumentos científicos, también hay que hacer una reflexión de por qué la realidad es buena y debe ser respetada. Por eso me parece importante el tono positivo en la defensa de la vida, mostrar lo bueno.

9. ¿Cuáles son en su opinión los retos principales en España, tanto a corto como a largo plazo, para avanzar en la promoción de la familia y en la cultura de la vida?

El principal reto es la formación. Aunque las leyes, las políticas, los argumentarios son importantes, están en un segundo plano. La etapa que estamos viviendo exige que nuestros contemporáneos vuelvan a anclarse ante la realidad como se anclaron los viejos humanistas de nuestra civilización. Con la razón los humanos podemos discernir con certeza qué cosas son buenas y malas, que el mundo es razonable, que su origen está en la razón y que, por ser razonable, debemos conocerlo con certeza. Tenemos capacidad para distinguir qué cosas son valiosas y de descubrir que la vara de medir de nuestra justicia está en respetar lo bueno, y no basándonos en la apreciación subjetiva. Sólo recreando esa cultura, podremos asentar sobre bases firmes una cultura de la vida.

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