">http://www.arguments.es/wp-content/uploads/lachispa/2015/05/gol-por-la-escuadra.jpg"> El ejemplo es conducta contagiosa - Charles Reade- Un famoso portero de fútbol de prestigio internacional visitó una tarde el colegio de los Jesuitas de Indaucho, en Bilbao, cuando los estudiantes se hallaban rezando el Rosario en la Capilla. Se arrodilló en los últimos bancos para no llamar la atención de los muchachos, rezando también a la Madre común. Uno de los preceptores se dio cuenta de la presencia del gran futbolista y le invitó a dirigir un misterio del rosario. Los chavales se quedaron estupefactos al ver a su ídolo que subía al presbiterio para hablarles. El «sermón» del guardameta fue espontáneo y cordial y entró como un balonazo en el corazón de los chicos. Sus palabras fueron éstas, aproximadamente: -Hay que rezar, muchachos. Tenemos que parar, sea como sea, las tentaciones como el portero para el balón, y despejarlas lejos, muy lejos, hasta medio campo por lo menos. Si queremos ser algo en la vida tenemos que someternos a duros entrenamientos y a llevar una vida austera, y tenemos que aprender a obedecer. A mí, a veces, me costó mucho obedecer al médico, pues cuando estaba en el hospital el doctor me prohibió ver por la tele un partido porque me iba a poner nervioso... Hay que trabajar en equipo, y no querer lucirnos nosotros sin saber dar juego a otros, para que gane el equipo. Hay un equipo mejor que el nuestro y es el equipo de los misioneros cuyo seleccionador es nuestro Señor Jesucristo. Y ese es el mejor fichaje. Lo importante es ganar esa final que no se repite, que es la salvación del alma, porque al final de la jornada aquel que se salva, sabe, y el que no, no sabe nada. La llegada al Ayuntamiento con la copa, cuando vencemos, me hace pensar en la entrada en el cielo, ganada la victoria definitiva. El «sermón» del guardameta no tuvo nada de tostón y causó un gran impacto en el ánimo de los muchachos que escuchaban con emocionado silencio aquellas palabras sinceras y luminosas de su idolatrado portero. Algunos de los profesores y educadores presente, no pudieron disimular su emoción y se enjugaron disimuladamente unas lágrimas furtivas. Un hermano lego comentó entusiasmado: -Además de portero es también un buen delantero porque nos acaba de meter un gol como una catedral. Nuestro comportamiento es señaladamente cristiano cuando es apostólico, en el día a día siempre, porque el que sólo hace apostolado de cuando en cuando es porque ama, también, de cuando en cuando. El que está locamente enamorado aprovecha cualquier ocasión para hablar continuamente de su amor. Nada de bautizados dormidos, inútiles, vacíos, insípidos, sin sal y sin luz. Todo lo contrario, cristianos entusiastas que, aunque sean porteros, estén dispuesto a meter un gol por la escuadra en cualquier momento.