No me extrañaría

10/02/2023 | By Arguments

Antonio Rojas

Arguments

catechesis

la chispa

">http://www.arguments.es/wp-content/uploads/lachispa/2023/02/no-me-extranaria.jpg"> Felices los que saben reírse de sí mismos, porque nunca terminarán de divertirse. -Santo Tomás Moro- El Navarro Juan Pascual Antonio Emilio Arrieta Corera ???Emilio Arrieta? (1821-1894) fue un compositor español, cuya mayor contribución a la música española fue su aportación al afianzamiento de la zarzuela como género. Además de su capacidad y calidad musical, Emilio Arrieta tenía un sentido del humor a prueba de casi cualquier circunstancia, incluida la proximidad de su propia muerte, como demuestra la siguiente anécdota. El día anterior a su defunción, se sentía muy mal y lo pasó tumbado en la cama, charlando despreocupadamente con varios colegas. En un momento determinado llegó otro de sus amigos y, cortésmente, le preguntó cómo se encontraba, a lo que Arrieta respondió divertido: ?Pues bastante mal, amigo mío. Tan mal me encuentro que, si al amanecer me comunican que he fallecido, no me extrañaría lo más mínimo. El humor debería de ser como las columnas que sujetan la casa desde los cimientos hasta la azotea, como ese soporte fundamental en todos y cada uno de los aspectos de nuestra vida, porque el sentido del humor, llevado a la altura de ser capaces de reírnos de nosotros mismos, es vital en todos los momentos de nuestra vida. Cuando las cosas salen bien o no tan bien, cuando el presente es maravilloso y el futuro esperanzador, o cuando el presente está cuesta arriba y el futuro con negros nubarrones, suele ser un buen recurso reírnos de nosotros mismos. No es nada fácil, requiere determinación y constancia, pero es posible la utilización de este eficaz recurso. Aprender a reírse de uno mismo es el camino más sencillo hacia la paz interior.  No es tan fácil como parece, ni se trata de una capacidad que nazca de la noche a la mañana. Para aprender a reírse de uno mismo es necesario haber alcanzado un buen nivel de autoconocimiento y un elevado grado de autoaceptación. Lo normal es que esto se consiga con entrenamiento diario. Vivimos en una sociedad en la que todos juzgan a todos.  Aprender a reírse de uno mismo es un camino eficaz para independizarse de las opiniones ajenas. El saber pasar por la vida con la cara soleada por una constante sonrisa, a pesar de las inevitables nubes temporales, nos dará un optimista buen humor que, aun cuando nos quieran tomar el pelo deseándonos, por ejemplo, que nos toque el gordo de Navidad sabiendo que no jugamos a la lotería, tengamos la rumbosidad de seguir la broma respondiendo: «no me extrañaría lo más mínimo».

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