">http://www.arguments.es/wp-content/uploads/lachispa/2019/06/No-te-pedi-mover-e1560507487894.jpg"> Aprender a confiar es una de las tareas más difíciles de la vida. - Isaac Watts- Me contaron, hace tiempo, el siguiente cuento. Un hombre, Juanvi, lleno de problemas físicos, vivía en el campo. Arrastraba su vida como podía. Se quejaba a Dios por su debilidad física. Cuentan que un día se le apareció Dios y le dijo: ?Necesito que vayas a la gran roca que está en la ladera de la montaña y la empujes. Día y noche. Dentro de un año volvemos a vernos. Juanvi se quedó perplejo al oír semejante encomienda, pero obedeció y se dirigió hacia la enorme piedra de varias toneladas que Dios le había indicado. Y empezó a empujar. Y volvió a empujar con todas sus fuerzas. Un día y otro. Y otro. Pero… el gran peñasco no se movió ni una décima de milímetro. Dicen que, a las pocas semanas, en un momento de desánimo, vino el demonio y le insinuó: ?¿Por qué sigues obedeciendo a Dios? Yo no seguiría a alguien que me haga trabajar tanto y sin sentido. Debes alejarte, es absurdo; nunca vas a conseguir mover una roca tan pesada. Juanvi desoyó las insinuaciones diabólicas y pidió ayuda a Dios para no dudar de su voluntad. Y, aunque no entendía el mandato divino, se mantuvo firme con su decisión de empujar. Fueron transcurriendo los meses y Juanvi empujaba la roca sin conseguir el más mínimo asomo de movimiento. Lo que sí observó nuestro hombre es que su cuerpo, tan débil antes, se iba fortaleciendo; sus brazos y piernas se hicieron fuertes por el esfuerzo de todos los días. Cumplido el plazo, un año después de comenzar, Juanvi elevó una oración a Dios y le dijo: ?He cumplido todos los días el trabajo que me pediste, pero he fracasado; no pude mover la piedra ni un milímetro. Preso del desconsuelo, lloró amargamente pensando en su evidente fracaso. En ese momento se le aparece Dios y le dice: ?¿Por qué lloras? ¿Acaso no te pedí que empujaras la roca? Yo nunca te pedí que la moviera, eso es cosa tuya. Me pediste resolver tus problemas físicos y… ¡mírate! No has fracasado, yo he conseguido mi meta y tú fuiste parte de mi plan. Hay veces que nos pasa lo que a Juanvi, vemos como ilógicas las situaciones, problemas y dificultades de la vida y empezamos a buscarle soluciones a nuestra manera, sin pensar que, en ocasiones, Dios tiene otros recursos. Hay que estar atentos para saber interpretar los acontecimientos, porque, puede ocurrir que se nos pida empujar, y nosotros interpretamos mover. Y no es lo mismo.