">http://www.arguments.es/wp-content/uploads/lachispa/2018/07/Nunca-he-trabajado-2-e1531559053343.jpg"> Dichoso sea el que tiene una profesión que coincida con su afición. -Goerge Bernard Shaw- De Thomas Edison se cuenta que comía y dormía frecuentemente en su laboratorio, donde trabajaba hasta 18 horas diarias, pero era tal la ilusión que ponía en su trabajo que solía decir: Nunca en mi vida he trabajo. ¡Todo ha sido diversión! Lyndon B. Johnson (1908-1973), conocido por sus iniciales, LBJ, fue el trigésimo sexto presidente de Estados Unidos, asumiendo el cargo tras la muerte de su predecesor John F. Kennedy en 1963 y lo ocupó hasta 1969. De él se cuenta una graciosa anécdota que demuestra su pasión por el trabajo. Cuando era el líder de la mayoría, el Senado trabajaba de forma intensa y hasta horas tardías. Un senador comentó agotado a un compañero: ?¿Qué prisa hay? Roma no se construyó en un día. ?Ciertamente no ?respondió el otro senador?, ¡pero es que Johnson no era el capataz de aquella obra! Los únicos que no aman el trabajo son aquellos que no saben encontrarle sentido a lo que hacen y, por lo tanto, se amargan al vivir en un sin sentido. Henry Ward Beecher (1813-1887) fue un clérigo congregacionalista estadounidense y prominente abolicionista de la esclavitud, dejó escrito: ¿Por qué cantan los pájaros? Porque la canción está en ellos y, si no la dejaran salir, se partirían. La canción tiene que salir. Lo que la impulsa a cobrar expresión es la espontaneidad y la urgencia del sentimiento. ¿Por qué han de trabajar las personas? Porque sus corazones necesitan una espita para manifestar el sentimiento de sincera empatía que late en ellos. La persona cuya benevolencia es intensa y grande siempre estará ocupada, placenteramente ocupada. Un artista, por ejemplo, se sumerge tanto en su trabajo que puede pasar horas y horas con lo que está haciendo, sin enterarse del tiempo que pasa. Y esto puede ocurrir con cualquier trabajo, el secreto está en hacer del trabajo vocación y, así, dar amor a través del trabajo que realizas. De hecho, el amor es la clave para llegar a dominar la tarea a la que nos sentimos llamados. Trabajar con vocación es mucho más que echar unas horas para ganar una nómina. Cuando uno vive el trabajo como una vocación disfruta más, le encuentra un sentido a lo que hace, sea el trabajo que sea. El que fuera famoso locutor de la radio deportiva, José María García, le gustaba comentar: No trabajo, me divierto. Y así es, quien sabe disfrutar con su trabajo, aunque se pase toda la vida trabajando en el despacho, en el taller, en la oficina, en el colegio, en el hospital, etc., bien puede decir: nunca he trabajado.