http://www.arguments.es/wp-content/uploads/lachispa/2016/02/boca.jpg" rel="attachment wp-att-690"> Nuestro cristianismo debe ser combativo y apostólico. -Tomás Morales,S.I.- Estoy convencido; los hechos lo demuestran a diario: El silencio de los buenos es mucho peor que la maldad de los malos, porque la cobardía de los buenos, fomenta la audacia de los malos. Cuando la necesidad lo exige, la defensa de la Fe no es obligación exclusiva de los que mandan, sino también, como dice Santo Tomás, todos y cada uno están obligados a manifestar públicamente su Fe, sea para instruir y confirmar a los demás fieles, sea para reprimir la audacia de los infieles. Apartarse frente al enemigo o callar cuando por todas partes se levanta un incesante clamor para oprimir la Verdad, es actitud propia de hombres cobardes o de hombres inseguros de la verdad que profesan. En ambos casos esta conducta es en sí misma vergonzosa y además de lo más injuriosa para con Dios. La cobardía y la duda son contrarias a la salvación del individuo y a la seguridad del bien común, y provechosa únicamente para los enemigos del cristianismo, porque la cobardía de los buenos fomenta la audacia de los malos. (León XIII (Sapientiae Christianae, 10-1-1890). Ayer, hoy y mañana, a lo largo de todos los siglos de su historia, la santa Iglesia Católica enseñó cuan imperioso es para los cristianos el deber de combatir con decisión la inmoralidad y la impiedad y como yerran los que, bajo la apariencia de una falsa prudencia, se niegan a hacerlo. Si vamos a las fuentes, nos encontramos, por ejemplo, con Santo Tomás de Aquino que nos dice: que no se opone a la virtud de la Paciencia el rebelarse cuando es necesario contra quién practica el mal, una vez que, como dice San Juan Crisóstomo: Soportar pacientemente las injuria proferidas contra nosotros es digno de alabanza, pero soportar pacientemente las injurias contra Dios, sería el colmo de la impiedad (Suma Teológica, 2-2, q.136, a4 in BAC, pág 847). Viendo cómo en nuestros días se hacen leyes degradantes, se destruyen costumbres, se envilece a las personas y los cristianos «prudentemente» callan, uno no puede por menos que acordarse de Martin Luther King cuando aseguró: Tendremos que arrepentirnos en esta generación no tanto de las malas acciones de la gente perversa, sino del pasmoso silencio de la gente buena. Si tenemos la mejor, nuestra fe, si queremos el bien para los demás, ¿por qué callamos cuando deberíamos de hablar? ¿Por qué?