En la Semana Santa de 1980 en Roma, un joven universitario que estaba participando en el UNIV, se dio cuenta de que no había ninguna imagen de la Virgen en la Plaza de San Pedro, y así se lo hizo saber a San Juan Pablo II, el Papa de entonces, durante una audiencia. El joven se lo contó también al entonces sucesor de San Josemaría, Álvaro del Portillo. Éste, al saber que al Papa le gustaría que hubiese una imagen de María en la Plaza, le dijo a Javier Cotelo, arquitecto, que buscase el lugar idóneo para situarla.
The UNIV es un Congreso Internacional Universitario que tiene lugar cada Semana Santa en Roma y que organizan personas del Opus Dei. Cada año se define un tema para que los jóvenes que participan puedan estudiar y profundizar un aspecto concreto de la sociedad actual, y así logren ofrecer soluciones a los diferentes retos que se presentan.
La fase final del congreso tiene lugar en Roma. Allí se realizan diferentes actividades: audiencia con el Papa, tertulias internacionales, voluntariado, encuentros culturales y recorridos por la Ciudad Eterna.
El 17 de mayo de 1980 Javier Cotelo dio con la solución: colocar un gran mosaico, que destacara entre las esculturas de los santos, y ocupara un lugar privilegiado. El taller de mosaicos del Vaticano se encargó entonces de realizarlo. El 7 de diciembre de 1981 fue colocado, y un día después San Juan Pablo II lo bendijo desde su ventana, y 3 días más tarde dio las gracias a Álvaro del Portillo por la idea. Ahora, cada vez que acudas a Roma y veas la imagen de la Madonna, sabrás que no siempre ha estado ahí.
Francisco publicó en 2018 un nuevo decreto por el que el lunes después de ">https://www.arguments.es/santo-de-hoy/pentecostes-50-dias-despues-del-domingo-de-pascua/">Pentecostés se celebrará la Memoria obligatoria de María Madre de la Iglesia. Con palabras del Papa, la finalidad de esta nueva fiesta es que su celebración sea un motivo para ''recordar a todos que es necesario fundamentar nuestra vida en tres realidades: la Cruz, la Hostia y la Virgen''.