Confirmación

Confirmación Arguments

El sacramento de la confirmación es uno de los tres sacramentos de iniciación cristiana. De manera parecida a lo que sucedió a los Apóstoles en el día de Pentecostés, este sacramento refuerza el bautismo y derrama el Espíritu Santo en abundancia, a fuerzas para defender la fe y anunciar el Evangelio con entusiasmo. 

“Se llama "Confirmación" porque confirma el Bautismo y refuerza su gracia; así como "Crismación",  porque recibimos el Espíritu a través de la unción con el "crisma" –aceite mezclado con fragancias consagrado por el obispo - un término que se refiere a "Cristo," el ungido del Espíritu Santo”, Papa Francisco.

“Frecuenta el trato del Espíritu Santo —el Gran Desconocido— que es quien te ha de santificar. No olvides que eres templo de Dios. —El Paráclito está en el centro de tu alma: óyele y atiende dócilmente sus inspiraciones”, San Josemaría, Camino, 57.

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Contenidos

  • 01.

    Catequesis de confirmación para móviles en Kahoot

  • 02.

    Catequesis de confirmación interactiva

  • 03.

    Catequesis de confirmación en pdf

  • 04.

    En la confirmación se recibe el Espíritu Santo

  • 05.

    10 infográficos para conocer mejor al Espíritu Santo

  • 06.

    “The Wild Goose”, mucho más que un documental sobre el Espíritu Santo

  • 07.

    ¿Cuáles son los símbolos del Espíritu Santo?

  • 08.

    50 días después del domingo de Pascua: Pentecostés

“Sin la fuerza del Espíritu Santo no podemos hacer nada: el Espíritu es el que nos da fuerzas para ir adelante. Como toda la vida de Jesús estuvo animada por el Espíritu, así también la vida de la Iglesia y de cada uno de sus miembros está bajo la guía del mismo Espíritu”, Papa Francisco. 

“Esta fuerza, la gracia del Espíritu Santo, no es algo que podamos merecer o conquistar; podemos sólo recibirla como puro don. El amor de Dios puede derramar su fuerza sólo cuando le permitimos cambiarnos por dentro. Debemos permitirle penetrar en la dura costra de nuestra indiferencia, de nuestro cansancio espiritual, de nuestro ciego conformismo con el espíritu de nuestro tiempo. Sólo entonces podemos permitirle encender nuestra imaginación y modelar nuestros deseos más profundos. Por esto es tan importante la oración: la plegaria cotidiana, la privada en la quietud de nuestros corazones y ante el Santísimo Sacramento, y la oración litúrgica en el corazón de la Iglesia. Ésta es pura receptividad de la gracia de Dios, amor en acción, comunión con el Espíritu que habita en nosotros y nos lleva, por Jesús y en la Iglesia, a nuestro Padre celestial. En la potencia de su Espíritu, Jesús está siempre presente en nuestros corazones, esperando serenamente que nos dispongamos en el silencio junto a Él para sentir su voz, permanecer en su amor y recibir «la fuerza que proviene de lo alto», una fuerza que nos permite ser sal y luz para nuestro mundo”, Benedicto XVI.

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