¿Alguna vez te has sentido así? ¿Te gustaría volver a empezar? Pues dale al reset y confiésate; ¡sigue adelante con la ayuda de la gracia!
La confesión es uno de los 7 sacramentos. También se le llama Sacramento de la Penitencia o de la Reconciliación. En él, Dios nos perdona los pecados a través de un sacerdote si cumplimos algunas condiciones.
Los 5 pasos para hacer una buena confesión con un sacerdote son los siguientes: Examen de conciencia, dolor de los pecados, propósito de la enmienda, decir los pecados al confesor y cumplir la penitencia. Os dejamos esta pequeña guía para la confesión en forma de webstories:
El examen de conciencia tiene un valor pedagógico importante: educa a mirar con sinceridad la propia existencia, a confrontarla con la verdad del Evangelio y a valorarla con parámetros no sólo humanos, sino también tomados de la Revelación divina. La confrontación con los Mandamientos, con las Bienaventuranzas y, sobre todo, con el Mandamiento del amor, constituye la primera gran «escuela penitencial». En nuestro tiempo, caracterizado por el ruido, por la distracción y por la soledad, el coloquio del penitente con el confesor puede representar una de las pocas ocasiones, por no decir la única, para ser escuchados de verdad y en profundidad.
El dolor de los pecados significa que estamos verdaderamente arrepentidos de los pecados que hemos cometido y los rechazamos. No queremos volver a hacerlo. Por eso el dolor de los pecados está muy ligado al propósito de la enmienda: proponerse no volver a hacerlo más.
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos: que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso, ruego a Santa María siempre Virgen, a los Ángeles, a los Santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios nuestro Señor.
Cuando la contrición de los pecados es verdadera, el deseo de no volver a repetir los pecados ¿Cómo hacer un acto de contrición? Es sencillo, te proponemos una oración muy usada en la Iglesia para hacer el propósito firme de no volver a pecar.
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío: por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido. También me pesa que podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta. Amén.
En la tarde del domingo de Resurrección Jesucristo instituyó el sacramento de la Penitencia, al decir a sus discípulos: "Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les son perdonados; a quienes se los retengáis, les son retenidos" (Juan 20,22-23). Instituyó este sacramento a manera de juicio, pero juicio de misericordia, para que los Apóstoles y legítimos sucesores pudiesen perdonar los pecados. Para más información, puedes descargar este Powerpoint sobre el perdón de los pecados, que explica en profundidad el tema:
"Mira los brazos abiertos de Cristo crucificado, déjate salvar una y otra vez. Y cuando te acerques a confesar tus pecados, cree firmemente en su misericordia que te libera de la culpa. Contempla su sangre derramada con tanto cariño y déjate purificar por ella. Así podrás renacer, una y otra vez" (Papa Francisco, Christus Vivit, 123).
Habitualmente, el sacerdote vestirá el alba blanca y una estola morada. Si el sacramento se celebra fuera de la Iglesia no es necesario que se vista de ninguna manera especial. Para profundizar en este tema os dejamos este post:
El sacerdote no puede revelar ninguno de los contenidos que los penitentes han confesado. La pena para un sacerdote que incumpliera el secreto de confesión es la excomunión automática, es decir, queda expulsado de la Iglesia Católica.
Después de decir los pecados al sacerdote puede que te quedes aliviado, pero todavía falta algo: la penitencia. Es una pequeña oración o tarea que te dirá el sacerdote para reparar por tus pecados. Pueden ser algunas oraciones o acciones relacionadas con los demás. Es una pequeña manera de reparar el daño que hemos causado. Si no nos damos cuenta de cuál es la penitencia que nos ha indicado el sacerdote podemos preguntarle al final de la confesión sin ningún problema y nos lo volverá a decir. Si nos dice que recemos una oración y no la conocemos podemos decírselo y quizá la rece con nosotros o nos diga otra oración en lugar de la primera.
Es habitual desde principios de Pontificado ver al Papa Francisco confesándose en Cuaresma. Pero el Papa no se confiesa solamente en ocasiones importantes o cuando le están grabando las cámaras de televisión. Como él mismo ha declarado:"El Papa se confiesa cada 15 días porque es un pecador".
En el Evangelio, uno de los momentos en el que Jesús explica cómo es el perdón de Dios es la parábola del Hijo Pródigo. Os dejamos un post en el que profundizar en el significado de esta parábola.