Hoy en día la palabra “rito” chirría en muchos ámbitos ya que aparece ligada a estar sujeto a unas normas rígidas que impiden la creatividad y la vida. Al rito se le opondría la genialidad, la creatividad y la dinamicidad, de las cuales surgiría una liturgia viva, no sujeta a las rúbricas. Para el cristiano el rito es, sin embargo, la forma de superar el espacio y el tiempo en el que, de una manera colectiva, toma cuerpo el modelo fundamental de la liturgia. El rito tiene, por tanto, su lugar originario en la liturgia.
No es posible construir una liturgia a nuestra medida. Una liturgia elaborada así se basa en palabras y en opiniones de hombres. Solo el respeto a la precedencia y al carácter no arbitrario de la liturgia puede ofrecernos lo que esperamos de ella: el encuentro real con el Dios vivo y verdadero que nos da la salvación.">https://www.arguments.es/wp-content/uploads/liturgia/2018/11/cathopic_1492764666121687_opt-1-e1541178604365.jpg">
Sabemos, porque está revelado, el culto que se le ha de dar a Dios, el culto agradable. Vemos una primera institución del culto en los acontecimientos del Sinaí, donde Dios establece leyes, fiestas, objetos litúrgicos, sacerdotes, prescripciones… Y llega la plenitud con Jesucristo. En Él ofrecemos un culto en espíritu y en verdad totalmente grato al Padre. De aquí nace el carácter no arbitrario de la liturgia. No puedo hacer lo que me brota en el culto, sino dar el culto que Dios ha querido. Así, la “creatividad” y la “genialidad personal” no pueden ser categorías auténticas de liturgia. Unas erróneas concepciones de ambas pueden llegar a concebirlas como el último reducto de la libertad del hombre, pero una libertad vacía. Esto es inadmisible para la liturgia cristiana. Este tipo de creatividad no tiene cabida en la liturgia, una liturgia que tampoco vive de las genialidades de cualquier individuo o comisión.
">https://www.arguments.es/wp-content/uploads/liturgia/2018/11/Liturgia-creatividad-vida-cristiana_opt.jpg">La personalidad del sacerdote corre el riesgo de tomar excesiva importancia, hasta el punto de que algunas personas escogen la iglesia a la que ir en función de él. La liturgia no es un espectáculo ordenado por uno solo en vista de un público que debería extasiarse ante las cualidades del actor. La liturgia no es show, no vive de sorpresas simpáticas, sino de repeticiones solemnes. En ella se debe expresar el misterio de lo sagrado, no la genialidad del ministro o de la comunidad concreta. No es un espectáculo, pero no por ello debe dejar de ser espectacular para transmitir el misterio de Dios. El ministro no es el dueño de la liturgia, sino un servidor, “administrador de la múltiple gracia de Dios” (1 Pe 4, 10). El rito es precisamente también una protección contra la invasión fruto del capricho de uno solo o de un selecto grupo. Quien modifica la liturgia sin tener el poder, pues no es dueño, se arroga competencias que no le pertenecen. No se pueden argüir argumentos como la falta de libertad, pues los libros litúrgicos dan margen para la libertad en la ejecución, como a la hora de celebrar misas votivas los días feriales, en el acto penitencial hay varias fórmulas, etc. La liturgia es la acción de un pueblo, es la acción de la Iglesia, es la acción de Cristo en su Iglesia. Es también la entrada de Dios en nuestro mundo, haciéndose el encontradizo y obrando la verdadera liberación. Cuanto más se entregue el Pueblo santo de Dios con humildad al “hacerse el encontradizo de Dios” en la liturgia, tanto más nueva, personal y verdadera será la liturgia.
Todo esto que acabamos de decir no tiene nada que ver con la rigidez. El factor humano-histórico es importante y por esa razón puede haber una evolución en la liturgia, siempre que esta suceda dentro de los límites de la Iglesia y suscitada por el Espíritu Santo. De hecho, la gran variedad de ritos existentes en la Iglesia demuestra que hay variedad y apertura dentro de la liturgia. Todos esos ritos están suscitados por el Espíritu y, como tales, queridos por la Santa Madre Iglesia. El rito, aquí, sería la expresión de un pueblo que, asumiendo su cultura con la asistencia del Espíritu Santo, da gloria a su Señor. El rito dentro de la liturgia cristiana es la expresiónhecha forma de la eclesialidad y la comunidad que supera la historia, de la oración y de la acción litúrgica. En él se concreta la unión de la liturgia con el sujeto vivo que es la Iglesia, en unidad de fe.
Y como broche final, te dejamos este ">https://twitter.com/PDeclan/status/1048589049487921153">hilo del Padre Declan a propósito de las ideas que acabamos de explicar: https://twitter.com/PDeclan/status/1048589049487921153 https://twitter.com/PDeclan/status/1048590582438920195 https://twitter.com/PDeclan/status/1048591478229028864 https://twitter.com/PDeclan/status/1048592772608008193 https://twitter.com/PDeclan/status/1048594400765468672 https://twitter.com/PDeclan/status/1048595666409345025 https://twitter.com/PDeclan/status/1048596922645336064 https://twitter.com/PDeclan/status/1048598278634389510