Álvaro del Portillo fue obispo y Prelado del Opus Dei y de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz. Nació en Madrid el 11 de marzo de 1914. De madre mexicana y padre español; fue el tercero de ocho hermanos. Estudió Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos. Conoció a San Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, siete años después de que naciera la Obra. Recibió directamente de él la formación y el espíritu propios de aquel nuevo camino en la Iglesia que recordaba la llamada universal a la santidad y el trabajo y la vida ordinaria como camino para encontrarse e identificarse con Cristo. El 25 de junio de 1944 fue ordenado sacerdote por el obispo de Madrid, Mons. Leopoldo Eijo y Garay, junto con José María Hernández Garnica y José Luis Múzquiz: son los tres primeros sacerdotes del Opus Dei, después del fundador. En 1946 se trasladó a Roma, pocos meses antes de que fijara allí su residencia san Josemaría, con el que convivió también en los años siguientes. Se trata de un periodo crucial para el Opus Dei, que recibe entonces las primeras aprobaciones jurídicas de la Santa Sede.
Participó activamente en el Concilio Vaticano II. Juan XXIII le nombró consultor de la Sagrada Congregación del Concilio (1959-66). En las etapas previas al Vaticano II, fue presidente de la Comisión para el Laicado. Ya en el curso del Concilio (1962-65) fue secretario de la Comisión sobre la Disciplina del Clero y del Pueblo Cristiano. Terminado este evento eclesial, Pablo VI le nombró consultor de la Comisión postconciliar sobre los Obispos y el Régimen de las Diócesis (1966). Fue también, durante muchos años, consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
La vida de Álvaro del Portillo está estrechamente unida a la del fundador. Permaneció siempre a su lado hasta el mismo momento de su muerte, el 26 de junio de 1975, colaborando con san Josemaría en las tareas de evangelización y de gobierno pastoral. Fue su primer sucesor. A lo largo de los años en que estuvo al frente del Opus Dei, Mons. Álvaro del Portillo promovió el comienzo de la actividad de la prelatura en 20 nuevos países. En sus viajes pastorales, que le llevaron a los cinco continentes, habló a miles de personas de amor a la Iglesia y al Papa, y predicó con persuasiva simpatía el mensaje cristiano de san Josemaría acerca de la santidad en la vida ordinaria.
Falleció el 23 de marzo de 1994 en Roma, al llegar de una peregrinación a Tierra Santa. La víspera, el 22 de marzo, había celebrado su última misa en la iglesia del Cenáculo de Jerusalén.
Fue beatificado el 27 de septiembre de 2014 en Madrid, durante el pontificado de Francisco. Su fiesta litúrgica fue fijada para ser celebrada cada 12 de mayo, aniversario de su Primera Comunión.
"Jesús, Tú que amaste al beato Álvaro: ayúdame a quererte mucho, como él te quiso a Ti, a la Virgen María y a san José. Don Álvaro: Ayúdame a ser obediente a mis padres y profesores. Ayúdame a portarme bien con mis hermanos y mis amigos. Ayúdame a estudiar mucho también cuando no tenga ganas, y a ser muy generoso con los demás".
Ahora reza el Padrenuestro (Padre nuestro, que estás en el cielo...).
"Dios Padre misericordioso, que concediste al Beato Álvaro, Obispo, la gracia de ser, con la ayuda de Santa María, Pastor ejemplar en el servicio a la Iglesia y fidelísimo hijo y sucesor de San Josemaría, Fundador del Opus Dei: haz que yo sepa también responder con fidelidad a las exigencias de la vocación cristiana, convirtiendo todos los momentos y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte y de servir al Reino de Jesucristo. Dígnate otorgar la canonización del Beato Álvaro, y concédeme por su intercesión el favor que te pido... (pídase). Así sea". Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
1. “Novena de la Serenidad al beato Álvaro”, para alcanzar la paz del corazón.
2. "Rezar con Álvaro del Portillo", libro electrónico gratuito.