María, auxilio de los cristianos (en latín: Maria Auxilium Christianorum) es un título antiguo dado a María, madre de Jesús. San Juan Crisóstomo la llamó "Auxilio potentísimo, fuerte y eficaz de los que siguen a Cristo". San Juan Damasceno, famoso predicador, es el primero en propagar esta jaculatoria: "María Auxiliadora rogad por nosotros". Y repite: "La Virgen es auxiliadora para conseguir la salvación. Auxiliadora para evitar los peligros, Auxiliadora en la hora de la muerte". Este título tomó fuerza en Occidente con el papa Pío V en el siglo XVI, tras la victoria de la batalla de Lepanto gracias a la ayuda de María Auxiliadora. San Juan Bosco lo propagó con el desarrollo de sus obras educativas y apostólicas en el siglo XIX, popularizando así la advocación mariana de María Auxiliadora.
En el siglo XVI, los mahometanos estaban invadiendo a Europa. En ese tiempo no había la tolerancia de unas religiones para con las otras. Y ellos a donde llegaban imponían a la fuerza su religión y destruían todo lo que fuera cristiano. Fue entonces cuando el Sumo Pontífice Pío V, gran devoto de la Virgen María, pidió a los Príncipes Católicos que salieran a defender su fe. Pronto se formó un buen ejército y se fueron en busca del enemigo. El 7 de octubre de 1572, se encontraron los dos ejércitos en un sitio llamado el Golfo de Lepanto. Los mahometanos tenían 282 barcos y 88,000 soldados. Los cristianos eran inferiores en número. Antes de empezar la batalla, los soldados cristianos se confesaron, oyeron la Santa Misa, comulgaron, rezaron el Rosario y entonaron un canto a la Madre de Dios. Mientras luchaban, el Papa Pío V junto con una gran multitud de fieles recorría las calles de Roma rezando el Santo Rosario. En agradecimiento por la victoria San Pío V mandó que en adelante cada año se celebrara el siete de octubre, la fiesta del Santo Rosario, y que en las letanías se rezara siempre esta oración: "María Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros".
Napoleón llevado por la ambición, se atrevió a encarcelar al Sumo Pontífice, el Papa Pío VII. Tras varios años en prisión, y en vista de que todos los intentos para liberarlo habían sido fallidos, el Papa le hizo una promesa a la Virgen: "Oh Madre de Dios, si me libras de esta indigna prisión, te honraré decretándote una nueva fiesta en la Iglesia Católica". Y ocurrió lo deseado. El ejército de Napoleón con el frío de Rusia, empezó a debilitarse y a perder batallas y terrenos. Sus tropas tuvieron que replegarse y finalmente fueron derrotados. El Papa quedó en libertad y y el 24 de mayo de 1814 regresó triunfante a la ciudad de Roma. En memoria de este favor de la Virgen María, Pío VII decretó que en adelante cada 24 de mayo se celebrara en Roma la fiesta de María Auxiliadora en acción de gracias a la Madre de Dios.
Con el adjetivo "auxiliadora", los católicos significan que la Virgen María trae consigo el "auxilio" de Dios, Jesucristo, es decir, su ayuda. El título de "María Auxilio de los Cristianos", expresa la mediación de María respecto a la humanidad. Como Madre del Redentor, por fuerza y mérito de la corredención, los católicos la contemplan como la ayuda de la humanidad necesitada de redención; lo es también de cada individuo, al considerársela la Madre espiritual de todos.
Oh María, Virgen poderosa, grande e ilustre defensora de la Iglesia, singular auxilio de los cristianos, terrible como un ejército ordenado para la batalla, Tú sola has triunfado de todas las herejías del mundo. Oh Madre, en nuestras angustias, en nuestras luchas, en nuestros apuros, líbranos del enemigo y en la hora de la muerte llévanos al cielo. Amén 
Oh Dios omnipotente y eterno, Tú has hecho de María la figura de la Iglesia nuestra Madre, y nos la has dado como Abogada, Auxiliadora, Socorro y Mediadora, concédenos por su intercesión confiar siempre en el cumplimiento de tus promesas. Por Cristo, Nuestro Señor. Amén 
Señora y dueña de ésta casa te pido que te dignes mostrar en ella Tu poderoso auxilio preservándola de la enfermedad, del vicio, de las tempestades, del fuego, de los ladrones y de cuantas calamidades Tú conoces. Bendice, protege, defiende y guarda como cosa tuya a las personas que habitan y que vivirán en ella, presérvalas de todas las desgracias y accidentes, y concédeles sobre todo la importantísima gracia de evitar el pecado. Oh María Auxilio de los cristianos, ruega por cuantos viven en este hogar que se te ha consagrado para siempre. Amén. http://www.arguments.es/wp-content/uploads/santo-de-hoy/2019/05/christian-koch-79679-unsplash-300x200.jpg" alt="" width="500" height="334" />
