Marta es hermana de María y de Lázaro. Vivína en Betania, pequeña población a unos cuatro kilómetros de Jerusalén, en las cercanías del Monte de los Olivos. En el Evangelio se recoge en diversos pasajes cómo Jesús iba a descansar a casa de estos tres hermanos, era su amigo. San Juan nos dice que "Jesús amaba a Marta y a su hermana María y Lázaro", (Jn 11:5). https://www.arguments.es/arte/portfolio/jesus-en-casa-de-marta-y-maria-diego-velazquez-1618/
Los primeros en dedicar una celebración litúrgica a santa Marta fueron los franciscanos en 1262, el 29 de julio, es decir, ocho días después de la fiesta de santa María Magdalena, identificada por algunos como su hermana María.
Santa Marta es la patrona de los hoteleros, de las cocineras y de las amas de casa, porque sabía atender muy bien.
"Cuando iban de camino entró en cierta aldea, y una mujer que se llamaba Marta le recibió en su casa. Tenía ésta una hermana llamada María que, sentada también a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Pero Marta andaba afanada con numerosos quehaceres y poniéndose delante dijo: ?Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en las tareas de servir? Dile entonces que me ayude. Pero el Señor le respondió: ?Marta, Marta, tú te preocupas y te inquietas por muchas cosas. Pero una sola cosa es necesaria: María ha escogido la mejor parte, que no le será arrebatada". (Lc 10,38-42). Acción y contemplación han de estar unidas. Los cristianos tenemos que aprender a servir con el cariño de Marta, y a rezar y estar con el Señor como María. El trabajo puede convertirse en medio de contemplación, de querer a Dios y por Él a los demás. Así lo recordó el Papa Francisco en el Ángelus del 21 de julio de 2019: "La sabiduría del corazón está en el saber conjugar estas dos actitudes, siguiendo el ejemplo de María y Marta, que reciben a Jesús en casa". (...) "Si queremos saborear la vida con alegría debemos ‘estar a los pies’ de Jesús, para escucharlo mientras nos revela el secreto de todo; y por otra, estar atentos y dispuestos a la hospitalidad, cuando Él pasa y llama a nuestra puerta, con el rostro del amigo que tiene necesidad de un momento de descanso y de fraternidad". https://www.arguments.es/vocacion/2018/10/24/santa-marta-servir-mejor-forma-vivir/
"Había un hombre enfermo, Lázaro de Betania, del pueblo de María y de su hermana Marta. María era la misma que derramó perfume sobre el Señor y le secó los pies con sus cabellos. Su hermano Lázaro era el que estaba enfermo. Las hermanas enviaron a decir a Jesús: "Señor, el que tú amas, está enfermo". (...) "Cuando Jesús llegó, se encontró con que Lázaro estaba sepultado desde hacía cuatro Días. Betania distaba de Jerusalén sólo unos tres kilómetros. Muchos judíos habían ido a consolar a Marta y a María, por la muerte de su hermano. Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María permanecía en la casa. Marta dio a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas". Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará». Marta le respondió: "Sé que resucitará en la resurrección del último día". Jesús le dijo: «Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá: y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?». Ella le respondió: "Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo", (Jn, 11).
Oh Santa Marta dichosa, que tantas veces tuviste el honor y la alegría de hospedar a Jesús en el seno de tu familia, de prestarle personalmente tus servicios domésticos, y que juntamente con tus santos hermanos Lázaro y María Magdalena, gozaste de su divina conversación y doctrina, ruega por mí y por mi familia, para que en ella se conserve la paz y el mutuo amor, para que todos sus miembros vivan en la observancia de la Ley de Dios, y para que sólo Dios, y no el mundo ni el pecado, reine en nuestro hogar. Libra a mi familia de toda desgracia espiritual y temporal, ayúdame en el cuidado de mis hijos y subordinados, y concédeme la dicha de verlos unidos bajo la mirada paternal de Dios en la tierra, para volver a verles reunidos en las moradas del cielo. Amén.