Los orígenes del nombre de Carmen hay que buscarlos en la región de Galilea, en un monte que se erige en la población marítima de Haifa y que recibe el nombre de Carmelo, que en hebreo significa 'jardín'. Cuenta el Libro de los Reyes, que en este monte vivían numerosos anacoretas, profetas que oraban y rendían culto a Dios, y entre los que se hallaba el profeta Elías. Una gran sequía azotó Galilea en el año 300 a.C., entonces el profeta Elías subió al monte Carmelo para implorar lluvia. Desde la cumbre de aquel monte, divisó una nube blanca, que emergía de las aguas del mar y subía al cielo, manando abundante agua. Comprendió Elías que la visión era un símbolo de la llegada del Salvador, que nacería de una doncella inmaculada para traer una lluvia de bendiciones. Desde entonces, aquella comunidad se dedicó a rezar por la que sería la madre del Redentor, iniciando así lo que constituyó el germen de la Orden del Carmelo o Carmelitas, cuya devoción hacia la Virgen permitió que naciese una nueva advocación: Nuestra Señora del Carmen.
San Simón Stoock fue un carmelita inglés que vivió durante el siglo XIII y que fundó diferentes monasterios carmelitas por Europa. Cuenta la historia que San Simón era muy devoto de la Virgen, a la que siempre rogaba un privilegio para su orden. El 16 de julio de 1251, se le apareció la Virgen llevando en sus manos un escapulario y pronunciando estas palabras: 'Este debe ser un signo y privilegio para ti y para todos los Carmelitas: quien muera usando el escapulario no sufrirá el fuego eterno'. A partir de entonces nace la imagen de la advocación de Nuestra Señora del Carmen: el Niño y la madre aguantando el escapulario, la figura típica de dicha devoción mariana. Por este motivo, la fecha elegida para celebrar la Festividad de la Virgen del Carmen fue el 16 de julio, correspondiendo a la fecha en que la Virgen se le apareció a San Simón Stoock.
En la Edad Media se alababa a la Virgen como 'Estrella del Mar', ya que los marineros dependían de las estrellas para marcar su rumbo en el inmenso océano. De aquí la analogía con la Virgen María quien, como estrella del mar, nos guía por las aguas difíciles de la vida hacia el puerto seguro que es Cristo. Con la invasión de los sarracenos, los Carmelitas tuvieron que abandonar el Monte Carmelo. Una antigua leyenda afirma que antes de partir, se les apareció la Virgen mientras cantaban el Salve Regina, prometiendo ser para ellos su Estrella del Mar. En el siglo XVIII, cuando era ya muy popular la fiesta de la Virgen del Carmen en España, el almirante mallorquín Antonio Barceló impulsó su celebración entre la marinería que él dirigía. A partir de entonces en la marina española se fue sustituyendo el patrocinio de San Telmo por el de la Virgen del Carmen. Es una arraigada tradición celebrar grandes procesiones marítimas en muchas localidades españolas par honrar a la Virgen. Se trata de trasladar a la Virgen desde la Iglesia hasta el puerto, donde es desembarcada para recorrer la costa, bajo la protección de los marineros y en honor de multitudes. También los pescadores tienen a la Virgen del Carmen como patrona sin olvidar a San Pedro.
El escapulario del Carmen es el signo externo de devoción mariana. Consiste en la consagración a la Santísima Virgen María por la inscripción en la Orden Carmelita, en la esperanza de su protección maternal. Es un sacramental, es decir, según el Concilio Vaticano II, "un signo sagrado según el modelo de los sacramentos, por medio del cual se significan efectos, sobre todo espirituales, que se obtienen por la intercesión de la Iglesia". (S.C.60). En 1251, la Bienaventurada Virgen María, acompañada de una multitud de ángeles, se apareció a San Simón Stock, General de los Carmelitas, con el escapulario de la Orden en sus manos, y le dijo: "Tú y todos los Carmelitas tendréis el privilegio, que quien muera con él no padecerá el fuego eterno". Es decir, quien muera con el escapulario, la Virgen del Carmen le salvará. Esta es la promesa que ha hecho la Virgen a todos aquellos que lleven impuesto el escapulario en la hora de su muerte. También lleva consigo el llamado privilegio sabatino, es decir, la promesa de la Virgen de sacar del Purgatorio y llevar al Cielo en el primer sábado después de su muerte a quien lleve su escapulario.
Según la tradición, a la muerte de Clemente V (1314), la Santísima Virgen se apareció al Cardenal Jaime Duesa, muy devoto de ella, y le anunció que sería Papa con el nombre de Juan XXII, y añadió: "Quiero que anuncies a los Carmelitas y a sus Cofrades: los que lleven puesto el Escapulario, guarden castidad conforme con su estado, y recen el oficio divino, - o los que no sepan leer se abstengan de comer carne los miércoles y sábados -, si van al purgatorio Yo haré que cuanto antes, especialmente el sábado siguiente a su muerte sean trasladadas sus almas al cielo".
"¡Oh María, Reina y Madre del Carmelo! Vengo hoy a consagrarme a Ti, pues toda mi vida es como un pequeño tributo por tantas gracias y beneficios como he recibido de Dios a través de tus manos. Y porque Tú miras con ojos de particular benevolencia a los que visten tu escapulario, te ruego que sostengas con tu fortaleza mi fragilidad, ilumines con tu sabiduría las tinieblas de mi mente y aumentes en mí la fe, la esperanza y la caridad, para que cada día pueda rendirle el tributo de mi humilde homenaje. El santo escapulario atraiga sobre mí tus miradas misericordiosas, sea para mí prenda de tu particular protección en luchas de cada día y constantemente me recuerdes el deber de pensar en Ti y revestirme de tus virtudes. De hoy en adelante me esforzaré por vivir en suave unión con tu espíritu, ofrecerlo todo a Jesús por tu medio y convertir mi vida en imagen de tu humildad, caridad, paciencia, mansedumbre y espíritu de oración. ¡Oh, Madre amabilísima! Sostenme con tu amor indefectible, a fin de que a mí, pecador indigno, me sea concedido un día cambiar tu escapulario por el eterno vestido nupcial y habitar contigo y con los santos del Carmelo en el reino de tu Hijo". Amén
Flor del Carmelo viña florida esplendor del Cielo Virgen fecunda ¡Oh madre tierna! intacta de hombre a los carmelitas proteja tu nombre (da privilegios) Estrella del mar.
¡Salve...! Estrella de los mares, de los mares Iris de eterna ventura. ¡Salve...! Fénix de hermosura, Madre del divino amor De tu pueblo A los pesares Tu clemencia de consuelo; Fervoroso Llegue al Cielo Y hasta ti Y hasta ti, nuestro clamor ¡Salve! ¡Salve! Estrella de los mares... ¡Salve...! Estrella de los mares ¡Salve! ¡Salve! ¡Salve! ¡Salve!