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Uno de los mayores retos para los cristianos del siglo XXI será mantener un corazón limpio. Pero ¿por qué es tan importante? ¿Cómo puedo mejorar? Sabemos que solos no podemos, somos frágiles, tantas veces luchamos y nos desanimamos, sin embargo es más sencillo de lo que parece. En la antesala de la pureza hay algunas disposiciones interiores que son las que de verdad importa y que seguro que si estás leyendo esto es porque buscas y quieres ser verdaderamente limpio. No queremos ser como aquellas de las que se decía que eran “puras como los ángeles y soberbias como demonios”.
La limpieza de nuestro corazón es además necesaria para curar nuestras heridas, pero sobre todo porque solo los limpios de corazón verán a Dios. Así lo explica Jacques Philippe en “La felicidad donde no se espera” (Rialp, 2018). En la meditación sobre la limpieza del corazón Philippe propone la reflexión sobre tres nociones fundamentales expresadas en la Sagrada Escritura que nos ayuda a comprender en profundidad que es la pureza del corazón, tantas veces referida solo a actos exteriores, o únicamente referidos a la sexualidad. Antes hay un mundo interior, una intimidad un corazón que necesita un orden del que nace la pureza y la impureza.
Aunque es el pensamiento el que alimenta el corazón, la razón y los sentimientos; la lógica y las pasiones batallan sin parar por cada decisión entre el bien y el mal que hemos de elegir. Constantemente tomamos pequeñas y grandes decisiones, que deseamos llevar a la práctica. Así estamos siempre en conflicto, algo perdidos, sin paz sobre todo enfermos de orgullo. En este debate, nuestro corazón inteligente acierta o se equivoca tantas veces. La expresión del corazón se expresa en la mirada, que fluye desde nuestro interior hacia el exterior. “La limpieza del corazón transforma la mirada sobre nuestra vida” y lo que buscamos en el mundo para satisfacernos. La mirada es el espejo del alma expresa nuestros deseos más íntimos. Para transformar nuestro corazón es necesario profundizar un poco más en tres aspectos que se refieren a la justicia, la simplicidad y la unidad.
La noción de rectitud, honradez, sinceridad nos lleva a comprender que el hombre de corazón puro es el que busca la justicia, da a cada uno lo suyo, sabiendo que nada es suyo, y todo nos ha sido dado por Dios. Así, de manera sincera busca agradar a Dios. La pureza de corazón se traduce en autenticidad. “La perfección de la pureza del corazón es no tener otro deseo que el de agradar a Dios, ninguna otra voluntad que la de Dios”. Por lo tanto, todo aquello que se refiere a la duplicidad, hipocresía, doblez hace impuro al hombre.
La sencillez hace referencia sobre todo a la simplicidad. El amor a Dios no está mezclado con otras cosas, con intereses personales, negociaciones. Un corazón simple es un corazón liso abierto a Dios, como una sábana blanca sin arrugas. “El corazón puro es el que está vuelto hacia Dios y no hacia sí mismo”. “El corazón impuro es el que se mira sin cesar en lugar de mirar a Dios…esa preocupación obsesiva por la propia imagen que se da ante los demás es lo opuesto a la pureza bíblica”. “Entre todos los ídolos que uno puede fabricarse, el peor de todos es uno mismo”. “El repliegue sobre uno mismo es una de las cosas que más se oponen a la voluntad de Dios”.
“Un corazón puro es un corazón unificado, todo entero orientado hacia Dios y no un corazón dividido orientado por deseos contradictorios, o incluso compartido…”. Se trata de “querer amar a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas”. “Un corazón enteramente decidido por Dios” frente a aquellos que realmente no hacen una elección entre Dios y el resto, no ha puesto toda su confianza y todo su amor en Dios. Lo que consigue “la pureza del corazón no es ser perfecto sino determinarse verdaderamente por Dios y por la fidelidad a la oración”. Luego Dios concederá la gracia, el don de la pureza como lo hizo con María y San José.
María, es la mujer nueva, imagen de la pureza, la Inmaculada, en ella se adelantó el cielo y la gracia, desde el momento en que fue concebida se hicieron en ella todas las maravillas por anticipado. Entregó su intimidad y su mirada solo para Jesús. Su determinación fue guardar su corazón, rendirse, confiar, y esperar en Dios. ">https://www.arguments.es/santo-de-hoy/19-de-marzo-san-jose-patrono-de-la-iglesia/">San José mira a María, guarda su corazón y sus fuerzas para Jesús y para ella. Modelo del hombre justo, sencillo y generoso; padre con un corazón limpio, rendido y confiado.[:]
