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“Pensemos en igualdad, construyamos con inteligencia, innovemos para el cambio” es el tema elegido por UNWOMEN para el Día Internacional de la Mujer de 2019. Y es que según la ONU el siglo XXI será el siglo de la inclusión y de la igualdad para la mujer. El objetivo de 2019 será avanzar en la brecha digital; es preciso aprovechar “la innovación y la tecnología para crear sistemas más inclusivos, servicios eficientes e infraestructuras sostenibles para acelerar el logro de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) y de la igualdad de género”. Aunque estas campañas de concienciación en defensa de los derechos de la mujer, sean necesarias para aportar equilibrio a las políticas, parece que no terminan de dar en el clavo en centrar las energías y el peso en el mejor bien prioritario para la mujer. Hay que hablar, ya en serio, del cómo, en qué condiciones y a qué precio nos incluimos en el mundo profesional, de la innovación, la tecnología... sin pagar el precio más alto, el de la libertad efectiva de desarrollar el talento único de la mujer: dar la vida. En estos términos, la naturaleza manda, toda igualdad, paridad e inclusión es pura retórica. Por favor, sí, construyamos con inteligencia, innovemos para el cambio, en positivo y en su justa medida en función de los bienes a proteger. Qué mayor bien hay que la vida por nacer.
http://www.arguments.es/wp-content/uploads/mujer/2019/01/natalidad-300x200.jpg" alt="" width="450" height="300" />Marianne Durano, una joven filósofa francesa, afirma una realidad contundente dicha en pocas palabras “La vida personal se ha convertido en un aspecto que se trata de adaptar de la mejor forma posible al plano de la carrera y las mujeres son las grandes perdedoras de esta representación, porque el ritmo de las carreras en nuestra sociedad es opuesto al del cuerpo femenino”, Donne Chiesa Mondo, julio 2018. Los datos son sabidos, países como España, Francia o Italia tienen las tasas de nupcialidad más bajas y a edades más tardías (35/37 años); los índices de natalidad más bajos del mundo (1,34). España está en la peor crisis demográfica desde 1980. En España más del 50% de los abortos son solicitados por mujeres que trabajan por cuenta ajena y el 90% están fuera de los casos en los que se centran los debates políticos y éticos (casos extremos de violencia, malformaciones o peligro para la vida). Siguiendo el ejemplo de España, “más de la mitad de las mujeres de 45 a 49 años que no han tenido hijos habría querido tenerlos, según la Encuesta de Fecundidad 2018 del INE”… “Pero la clave es lo que ocurre entre los 25 y los 39 años. Habría que incidir en las políticas para que quienes deseen procrear puedan hacerlo”, explica Albert Esteve, demógrafo y director del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona (Marisa Sosa Troya, 28/11/2018 El País).
http://www.arguments.es/wp-content/uploads/mujer/2019/01/hombre-responsable-e1547746477234-300x281.jpg" alt="" width="380" height="355" />Efectivamente, la mayor perdedora es la mujer y el hombre tiene una gran responsabilidad. “n.5....también en situaciones de bienestar y de paz, viciadas a menudo por una cultura de permisivismo hedonístico, en que prosperan también más fácilmente tendencias de machismo agresivo. En semejantes condiciones, la opción del aborto, que es siempre un pecado grave, antes de ser una responsabilidad de las mujeres, es un crimen imputable al hombre y a la complicidad del ambiente que lo rodea”, Carta a las mujeres, Juan Pablo II. La mujer es protagonista y tiene la llave que abre la puerta de la vida o la cierra; el hombre, el poder, la capacidad de protegerla y cuidarla. Sin medidas estructurales que integren la maternidad y la paternidad como pilares de la civilización de un pueblo, no existe el sustrato básico para que las familias crezcan, sin ellas la vida se agosta y el futuro se consume. Podemos vivir con paridad o sin ella, pero no hay mayor dictadura que la de no dejar existir, y no hay mayor sumisión que dejarse asfixiar. [:]