Jane Roe es el pseudónimo adoptado por Norma McCorvey, la mujer cuyo caso dio origen a la sentencia del Tribunal Supremo Roe v. Wade, que legalizó el aborto en Estados Unidos. Roe era el caso perfecto para las abogadas feministas pro-choice que la representaban: una joven de 21 años sin dinero, sin marido y embarazada por tercera vez. Su causa en enero de 1973 dio luz verde en EEUU a legalizar el aborto, definiéndolo como un derecho protegido implícitamente en la Constitución hasta el tercer trimestre de gestación (tras 24 semanas), considerando que hasta entonces “no hay vida humana con sentido” (meaningful). En el primer trimestre no puede ser prohibido ni limitado en modo alguno, y en el segundo solo se puede regular las condiciones para practicarlo, a fin de proteger la salud de la madre, pues a esas alturas de la gestación tiene mayor riesgo. Desde entonces, más de 35 millones de niños han sido asesinados antes de nacer.
Tras permanecer en el anonimato durante mucho tiempo, empezó a revelar su identidad y a responder como la mujer tras el pseudónimo de Jane Roe en los círculos abortistas, convirtiéndose así en una celebridad en ese entorno. Pero poco a poco empezó a ganarse la enemistad de algunas líderes pro-choice al confesar que había mentido durante el juicio, animada por sus abogadas, diciendo que su embarazo había sido fruto de una violación (cosa totalmente falsa). En 1991 empezó a trabajar en una clínica abortista donde pudo ver de cerca los restos de bebés abortados en el segundo trimestre. Como ella misma dice en Newsweek: "Tenían cara y cuerpo, y acababan en un congelador”. (...) “Como los demás empleados, yo pensaba que estaba haciendo lo correcto. Pero, ¿cómo evitar que se te encogiera el alma? Nunca sonreíamos y algunas nos dimos al alcohol y a las drogas”. El impacto le hizo cambiar de clínica al cabo de unos años, pero todavía seguía justificando o viendo bien el aborto durante el primer trimestre. Pero el cambió definitivo llegó en 1995, cuando se hizo amiga de forma casual con algunos componentes de la organización pro-vida Operation Rescue. Una niña “rescatada” de un aborto inminente le hizo comprender que esos 35 millones de bebés muertos también eran personas. Ahora, Norma McCorvey hace campaña a favor de la reforma de la ley, convirtiéndose en una una defensora del no nacido.
Como la propia Norma McCorvey explica en una entrevista, son muy pocos los que habiendo presenciado un aborto puedan defenderlo después. "Lo sé bien, lo he aprendido de mujeres con las que vivía y trabajaba. Las he oído hablar, quieren ayudar a las mujeres; pero, al mismo tiempo, son totalmente conscientes de que abortar es matar a un niño. Interiormente están completamente aterrorizadas". La mayoría de las mujeres afrontan solas el aborto y la mayor parte de las parejas se separan a consecuencia de él. La licencia para abortar no ha proporcionado ni libertad ni seguridad a las mujeres, sino todo lo contrario.
Un aborto dura 7 minutos. No más, porque cuanto menos tiempo se emplea, más mujeres pasan por allí y más dinero se gana. El aborto es un negocio vendido bajo el lema de libertad, derecho o progreso. Es una gran mentira, no se quiere liberar a la mujer de nada, sino ganar dinero a costa de su sufrimiento.
A las mujeres que llegan a una clínica para abortar, primero se les aísla para que no tengan contacto con nadie que pueda hacerles cambiar de opinión. Se les tumba en la camilla y se les hace una ecografía para ver de cuántas semanas está embarazada. Luego se les deja sordas, se apaga el ecógrafo para que no escuchen los latidos del corazón de su bebé (porque está comprobado que el índice de mujeres que deciden no seguir adelante con el embarazo decae considerablemente). Y también ciegas; se gira la pantalla del ecógrafo para que tampoco lo vean, por el mismo motivo.
2. Se les da una mano para que se agarren y asegurarse de que no se van a levantar Está prohibido entablar conversación con ellas para no sentir compasión. Tan solo se les da la mano, para que tengan algo a lo que agarrarse y asegurarse así que no se levantan de la camilla. Mientras tanto, la enfermera impasible le va repitiendo que no se preocupe, que todo va a salir bien y enseguida acaba todo. Le abre las piernas y coloca un cubo debajo, donde caerán los restos del bebé.
3. Entra el médico y aspira o trocea al bebé asegurándose de que saca fuera todos los miembros A continuación entra el médico y comienza con el aborto. Según las semanas de gestión usa unos instrumentos u otros. Cuando es muy grande, tiene que ir troceándolo dentro del útero, para poder sacar después los miembros descuartizados. Pero durante esta operación, el bebé sigue vivo, y sufre, siente mucho dolor, hasta que finalmente muere. Y rápidamente se saca a la mujer de allí para que se vista y deje su sitio a otra. Se limpia todo y se vuelve a empezar.
Al igual que la esclavitud, el aborto plantea las cuestiones más elementales sobre la justicia: ¿Quién merece ser protegido? ¿A quién reconoceremos los derechos: a la madre o al no nacido? ¿A quién respetamos su dignidad humana? ¿Del bienestar de quién se responsabilizará la sociedad? Quienes defienden el aborto alegan que es un medio para garantizar la igualdad e independencia de las mujeres y la solución a diversos problemas: los de las madres solteras, los malos tratos a los niños y el aumento de la pobreza entre las mujeres. La triste verdad es que la despenalización del aborto ha supuesto todo lo contrario: se ha extendido la pobreza entre las mujeres y los niños, han aumentado los casos de malos tratos y se han agravado, y no ha servido para mejorar la tasa de mortalidad infantil. El aborto sin restricciones no ha satisfecho ninguna necesidad de las mujeres, ni les ha devuelto la dignidad. De hecho, ha producido justamente lo contrario. Ha fomentado el abuso y la irresponsabilidad en los hombres, que encuentran en el aborto una salida fácil para no asumir sus obligaciones, extendiendo enormemente la explotación de las mujeres.
El Tribunal Supremo ha confirmado que el texto publicado por Político es auténtico. En dicho borrador, el magistrado Alito propone revocar las sentencias Roe v. Wade (1973) y Planned Parenthood v. Casey (1992), que anularía la legalidad del aborto. Alito niega que exista un derecho constitucional a abortar, derivado del derecho a la intimidad. El aborto es simplemente la eliminación de una vida humana en el vientre materno.
Antonio Moreno, al que nosotros llamamos "el rey de los hilos de twitter", explica magistralmente la raíz del mal del aborto, también recogido en este artículo de Omnes: "Sexo, mentiras y leyes del aborto", que merece la pena leer. No puede ser bueno lo que necesita de la mentira para triunfar. Y el aborto es una gran mentira.
Número total de abortos según grupo de edad hasta el 2020 en España:
Total | <15 | 15-19 | 20-24 | 25-29 | 30-34 | 35-39 | 40-44 | >44 | |
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TOTAL I.V.E. | 88.269 | 257 | 8.407 | 18.288 | 19.279 | 18.569 | 15.738 | 7.057 | 674 |
En el mundo se estima que se realizan entre 42 y 46 millones de abortos anuales (entre el 20 y 22% de los 210 millones de embarazos que se producen en el mundo al año).
Recientemente se ha estrenado una película que refleja el astronómico negocio económico que se esconde tras el aborto. Unplanned https://unplanned.es cuenta una historia verdadera e inspiradora: la del viaje de transformación de una mujer, Abby Johnson, que pasa de dirigir una de las clínicas de la organización Planned Parenthood en USA, practicando 22.000 abortos, a adherirse al movimiento 40 Days For Life, y convertirse en una de las líderes del movimiento provida. Aquí te dejamos el trailer de la película:
El 65% de las mujeres que abortan sufren estrés post traumático con el riesgo de desarrollar depresión clínica. Tristeza, ansiedad, pena, culpabilidad, son algunos de los sentimientos que se desarrollan tras un aborto de forma generalizada. El síndrome post-aborto también puede causar trastornos en la sexualidad, abuso de drogas y alteraciones de la conducta.
Uno de los argumentos más usados por los pro-choices para defender la legitimidad del aborto es que el embrión no es un ser humano. Unos establecen que un embrión no es un ser humano hasta que no es viable, es decir, hasta que no es capaz de vivir fuera del útero materno. Otros, consideran que un embrión no es un ser humano hasta el final de la octava semana después de la fecundación (10 semanas de embarazo), cuando se considera un feto, ya que las estructuras ya formadas crecen y se desarrollan. Si es un ser humano y nosotros impedimos su desarrollo, está claro que lo estamos asesinando. Si solo son células o un coágulo de sangre, entonces, ¿qué problema hay en extirparlo? ¿Cuándo se es o se deja de ser una persona humana? ¿Cuándo comienza la vida humana? ¿Es cuestión de número de células? ¿O es simplemente un límite humano puesto por nosotros y nuestra legislación?
En muchos países está permitido abortar hasta la semana 24. Pero esto nos lleva a pensar, ¿cuál es la diferencia entre una semana más y una semana menos? ¿Qué más da un día más que un día menos? ¿Por qué trazar la línea arbitrariamente en las 24 semanas? ¿Y por qué no en las 23 o en las 25? La línea entre lo que sí se puede y lo que no se puede se vuelve tan fina y difusa que pierde el sentido en que exista del todo. El incómodo asunto del doctor Gosnell refleja a la perfección esta cuestión.
*Interesante reflexión de Ana Iris sobre la nueva ley del aborto recién aprobada en España.
Como siempre, todo empieza cambiando el significado de las palabras. Manipulamos el lenguaje para justificar lo injustificable; para calmar nuestra conciencia; para pensar que lo que estamos haciendo es lo correcto. En lugar de ser humano, se habla de feto; en lugar de madre, se habla de mujer gestante; en lugar de aborto, digamos interrupción voluntaria de un embarazado no deseado.
Hay que hacer una referencia especial al cambio de significado en el término embarazo. Siempre se ha considerado que el embarazo comienza con la fecundación, y que es sinónimo de concepción. Pues bien, este término ha sido retorcido hasta el punto de llegar a decir que el embarazo comienza con la implantación del feto en el útero, por lo que la concepción no sería el comienzo del embarazo, sino algo previo. De esta forma tan sutil, toda interrupción de un embarazo continuaría suponiendo un aborto; pero no todo aborto consistiría en interrumpir un embarazo (ya que impedir la implantación sería considerado un tipo de aborto con el que evitar que el embarazo se inicie en lugar de ponerle fin). Paralelamente, todo mecanismo anticonceptivo, supondría impedir que el embarazo empezara; pero habría formas de evitar que el embarazo comenzara que no serían anticonceptivas, sino abortivas (otra vez, nos encontramos en el caso de los fármacos que no permiten la implantación: impedirían que el embarazo se iniciara al provocar la muerte del embrión no implantado, es decir, abortándolo). De aquí que la aniquilación de los embriones no implantados reciba el cualificativo de "anticoncepción" y sólo se hable de "aborto" a partir de la anidación. Y todo ello sin necesidad de negar explícitamente que la vida humana aparece en el momento de la fecundación (que, dicho sea de paso, hoy en día es una obviedad biológica). Todo esto ha llevado a una desensibilización respecto el aborto, a la instrumentalización de embriones humanos, y a una creciente dificultad para distinguir los límites y las diferencias entre anticoncepción y aborto o entre reprogramar células madre de adulto y transformar un embrión humano en un montón de células.
Fundaciones como RedMadre, Madrina, Vida, entre otras, ayudan a la mujer embarazada de mil formas distintas, desde hace años. En 2019, por ejemplo, más de 30.000 mujeres recurrieron a Fundación RedMadre ante la falta de apoyo que sufre la maternidad en España, (6.151 más que en 2018). Todas ellas los conocen a través de internet y de las redes sociales. Buscan ayuda, y al tocar su puerta siempre la encuentran abierta, con los brazos abiertos, acogiendo la vida. De cada 10 mujeres que piden ayuda, 9 siguen adelante con su embarazo al recibir el acompañamiento que necesitan. Lo que significa que si se dieran más ayudas, muchas de ellas seguirían con el embarazo adelante.