En las últimas semanas y meses han aparecido vídeos sobre la vida y la familia que se han convertido en virales. Tienen diferentes objetivos: campañas de publicidad de marcas conocidas como Coca-Cola o Hero, o vídeos domésticos que muestran momentos de los padres con los hijos.
Los vídeos sobre la familia y la vida no siempre tienen por qué tener una intencionalidad provida para difundir y promover la cultura de la vida. En muchos casos, los videos muestran bebés, niños pequeños. Todo el mundo los comparte, los enseña, los envía, hasta que ese vídeo se vuelve viral. No sorprende, porque muchas veces, cuando vemos a un niño pequeño, tendemos a sonreír, a hacer muecas oa contemplar, simplemente, con una mirada tierna.
La sociedad se vuelca de forma natural con los más indefensos, con los pequeños. En 2009, uno de los anuncios más vistos fue el de Evian protagonizado por unos bebés patinando. El vídeo ha superado ya las 73 millones de visitas. Las empresas saben que los bebés venden, o por lo menos generan que el vídeo sea compartido y por ello más visto. En el caso de Coca-Cola o Hero es diferente, porque no sólo son los pequeños los protagonistas, también los padres. En estos anuncios, la familia es lo que de verdad llama la atención, cómo no importan las dificultades que implican tener un hijo, pues siempre merece la pena. En el caso del vídeo de la conocida marca de refrescos, cuando llega el segundo bebé a la familia, la reacción es contraria a lo que esperamos esperarnos. La alegría inunda la pantalla. La familia y los más pequeños venden y los anunciantes lo saben. Pero lo realmente importante es que todo vídeo positivo y alegre triunfa en la red. Prueba patente de ello es que cada vez que alguien dice “¿Has visto este vídeo? Es uno de esos virales”, suele tratarse de un vídeo que tiene como protagonista a un bebé oa la familia.
